«Tiré al niño contra la pared»

p. g. redacción / la voz

GALICIA

La declaración de David Fuentes revela la brutalidad con la que trató al hijo de su pareja en Oviedo. La jueza vio incongruencias en el testimonio de la madre

15 nov 2014 . Actualizado a las 13:17 h.

El levantamiento del secreto del sumario es como una bajada a los infiernos. La declaración del gallego David Fuentes es una confesión a bocajarro en la que no se ahorra ni un detalle de la brutalidad con la que trató al pequeño Imran, el hijo de su pareja Fadila C., golpeándolo hasta la muerte para que dejara de llorar. El cadáver del pequeño fue encontrado en una maleta arrojada a la trinchera de las vías del tren en Oviedo el pasado día 3. Por sus heridas, la policía pensó que su fallecimiento era reciente, situándolo en torno al 31 de octubre. Pero los resultados de la autopsia, que ayer publicó el diario asturiano El Comercio, sitúan el fallecimiento en la madrugada del sábado 25 de octubre al domingo 26. El cuerpo del niño se encontró por tanto una semana después de que recibiera la brutal paliza que le provocó la muerte.

El viernes 24 David Fuentes salió de trabajar del taller mecánico y pronto empezó a consumir cocaína y beber cerveza con el dinero de su sueldo. Bebía en los bancos de las calles, y entraba en portales a esnifar. Cuando llegó a casa estaba ya muy drogado, y le pidió dinero a su pareja para continuar consumiendo coca. Ella se negó. Discutieron. David salió de casa, cogió un taxi y se fue al taller en el que trabajaba. Le dejó el DNI al taxista porque no tenía dinero para pagarle.

Su intención era robar en el lugar en el que le habían dado empleo. Se llevó dos ordenadores y lo que había en la caja, unos 250 euros. Con ese botín pudo comprar más droga, y este es el delito de robo con fuerza del que le acusa la jueza. Tras esta larga travesía de drogas y alcohol volvió a casa en la madrugada del sábado al domingo. Discutió violentamente con Fadila, hasta el punto que ella abandonó la casa, siempre según su declaración.

Los gritos de la discusión despertaron al niño. «Completamente drogado», David intentó que se callara. Primero le dio una bofetada. «Perdí el control, no paraba de llorar. Entonces lo tiré contra la pared, contra la cama..». En medio de esa brutalidad, después de propinarle todo tipo de golpes, David paró. Vio que el niño estaba muy mal y pensó en llevarlo a un centro de salud. Pero cuando lo envolvió en una manta para trasladarlo comprobó que estaba muerto. Al parecer, el niño ya tenía la chilaba puesta cuando empezó a ser golpeado. La prenda típica marroquí sería después una pista clave para localizar a la madre.

Maleta con ropa

Entonces comenzó a diseñar una errática estrategia para ocultar el fallecimiento, tanto a su pareja como a los demás. Pensó en hacer una maleta con la ropa y los juguetes del niño, algo que sería coherente con la construcción del supuesto engaño posterior a Fadila. Le dijo que el niño estaba con su hermana en Galicia. Un relato en cualquier caso que no convenció a la jueza, que mandó a prisión a David y a la madre con la misma imputación de asesinato con las agravantes de ensañamiento y alevosía.

David pensaba arrojar la maleta a un contenedor. Pero pronto cambió de planes. Tiró la ropa y los juguetes. Antes había dejado el cadáver del crío en unos matorrales próximos a la vía del tren. Pero introdujo el cuerpo en la maleta y la dejó en el mismo lugar, donde una semana después lo encontrarían los operarios del ADIF.

La pareja permaneció todo ese tiempo en Oviedo, hasta que se encontró el cadáver y cogieron un autobús rumbo a León donde, según el testimonio de David, iban a reencontrarse con el niño y su hermana. Durante todo este tiempo, según la declaración de Fadila, su pareja mantuvo el engaño. Cambiaba incluso de canal para que no viera los informativos. Solo supo que su hijo había muerto, dijo, cuando los detuvieron el pasado martes en la capital leonesa, después de que David llamara al 112 porque no aguantaba más la presión.

Este relato de la madre, apoyado también en el testimonio con afán exculpatorio de David, no ha convencido a la titular del Juzgado de Instrucción número 3 de Oviedo. La jueza halló incongruencias y contradicciones en el testimonio de la madre. El fiscal, también. Ambos creen que la madre no ha podido explicar «de una forma creíble por qué se desentendió del paradero del menor, entregándolo a su compañero sentimental», se aseguraba ayer en un comunicado del Tribunal Superior de Justicia de Asturias (TSJA).

Tampoco ha podido explicar «de forma coherente cuándo y con quién lo dejó para marcharse con su novio o por qué no se preocupó directamente de dónde estaba», con llamadas telefónicas u otro tipo de comunicación con las personas con las que, teóricamente, estaba el pequeño.

La «frialdad» de la madre

Esta aparente despreocupación es la pieza del puzle que no encaja, en opinión de la jueza Begoña González y la Fiscalía, pues como madre era la única responsable de su custodia. En la misma nota, el TSJA destaca que David Fuentes se mostró en todo momento «muy afectado» en su declaración, contestando siempre las preguntas entre sollozos. «Pero ella se mostró mucho mas tranquila, incluso mostrando cierta frialdad hacia lo que se le preguntaba».