El preso que no aguantó la cárcel

Miguel Cabana
miguel cabana LUGO / LA VOZ

GALICIA

Dorribo colaboró con la jueza a los dos meses de ingresar en prisión. Sorprende que se entregara

11 nov 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

¿Aguantará Jorge Dorribo la prisión? Eso se preguntan quienes lo conocen bien y recuerdan que a los dos meses de ingresar en la cárcel en mayo del 2011 ya se ofreció a colaborar con la Justicia, completamente angustiado por la prisión. Entonces cantó lo que le preguntaron y se inventó lo que hizo falta para convencer a la jueza de su voluntad colaboradora, porque hay que recordar que de aquel supuesto soborno de 400.000 euros en la gasolinera al ministro José Blanco no se probó ni un solo euro. Y de muchos empresarios por los que le preguntó la jueza también contó cuanto sabía y noveló el resto con algunas leyendas urbanas aderezadas con buena imaginación, y con sucesivas visitas al juzgado, llevando cada día carpetas distintas bajo el brazo. Y así, de aquellas declaraciones salieron 80 imputados iniciales, que finalmente se quedaron solo en 13, porque muchas de las imputaciones que habían nacido de la «cantata» de Dorribo se volatilizaron con el paso del tiempo. Y aun así, hay quienes opinan que no están todos los que son, pero tampoco son todos los que están.

Pero en cualquier caso, a Dorribo le salió bien la jugada, porque consiguió salir de prisión sin pagar fianza, entregando el pasaporte y teniendo los bienes supuestamente trabados por el juzgado. Aunque en realidad ni siquiera los tenía incautados, porque una gran parte de los enseres que ahora tiene a la venta en la tienda portuguesa de Vila Nova de Cerveira parece que eran los que tenía en sus casas.

Hay que recordar que Dorribo ingresó en prisión por orden de la jueza San José en mayo del 2011, y en agosto lo dejó en libertad por colaborar con ella. Pero solo cinco meses después, en enero del 2012, la jueza abrió una investigación para determinar quién había retirado muebles de su mansión lucense de Santa Mariña, así como barandillas y cierres de fundición, o cancillas de esta casa y de una nave en Rábade. De aquella investigación del juzgado por presunto alzamiento de bienes, en la que llegó a estar identificado un camión que realizó el transporte y que podía ser de Nupel, nunca más se volvió a saber.

De Alicante a Portugal

Tras conseguir la libertad, Dorribo se marchó de Lugo a Alicante, donde quería volver a iniciar los negocios de la mano de un ex socio, pero poco tiempo después ya se hospedaba en el Balneario de Guitiriz, en donde se produjo una trifulca cuando un acreedor suyo lo localizó allí. Abandonó Alicante a los pocos meses y se asentó en el norte de Portugal. Allí comenzó la venta de quesos Caralludo y de otras marcas, así como vinos, muebles y demás, y montó una tienda en pleno centro de Vila Nova de Cerveira para vender todo este tipo de variedades.

Si se observa con detalle y paciencia un larguísimo vídeo de casi una hora de duración sobre dicha tienda colgado en YouTube, aparecen muebles que reconocen quienes estuvieron alguna vez en las casas de Dorribo de Lugo o de Vilagarcía. Su esposa, Aveline Fernández, narra con su voz los detalles o las procedencias de algunos de esos muebles, de países como Cuba, de donde Dorribo fue un importador asiduo durante algunos años. De hecho, tuvo durante un tiempo una tienda de muebles antiguos y de importación en el polígono de O Ceao, donde la mayor parte eran muebles coloniales traídos de Cuba gracias a los contactos que se granjeó entre las autoridades castristas. La tienda llevaba por nombre El Malecón.

En Cuba, en los países árabes o en África -a donde viajaba para hacer negocios, aunque normalmente eran fallidos- dejó sin embargo muchos contactos agradecidos por su forma de ser: espléndido hasta el exceso con quienes creía que le podían abrir las puertas de algún negocio.

Regalo de todoterrenos

En una ocasión, los intermediarios de un país africano poco desarrollado que le abrieron las puertas para hablar con un ministro recibieron por adelantado un todoterreno valorado en casi cien mil euros, que Dorribo compró en Lugo y envió al centro de África. Este tipo de regalos, que eran mucho más que una lotería para quien los recibía en esos países, hacían presuponer ahora que Dorribo aún tendría contactos para desaparecer y no enfrentarse a una larga condena judicial. Sin embargo no fue así, ni siquiera disponiendo de cinco meses en los que no compareció en el juzgado.

No se fugó

Quienes le conocen apostaban hasta ayer que la huida de Dorribo estaba cantada por sus contactos en estos países de difícil localización, y porque no lo creían capaz de enfrentarse a una larga condena. Pero inexplicablemente, el cabecilla de la Operación Campeón volvió a dar la sorpresa, como había ocurrido cuando se descubrió en 2011 que Nupel era solo un conglomerado de deudas e hipotecas casi sin facturación.

Resulta incomprensible para los conocedores del carácter de Dorribo que se hubiese presentado ayer en Lugo sabiendo que iba a ser detenido. Aunque le nombraron abogado de oficio para que abrir el plazo de alegaciones, Dorribo ya tenía contratado a otro letrado para defenderlo. Quizá fuese su abogado quien le aconsejó comparecer y afrontar la cárcel pensando en una reducción de condena.

Según algunos juristas conocedores del caso Campeón, Dorribo podría contar con la atenuante de colaborar con la Justicia, porque eso fue lo que hizo para salir de la cárcel en el 2011. Por otra parte, entienden que puede beneficiarse de otra reducción de condena por las dilaciones indebidas de la Campeón, ya que llevó más de tres años y el tribunal podría estimarlo como excesivo. Las dilaciones indebidas pueden suponer una reducción de hasta un tercio de la condena. Sumado a la colaboración con la justicia, y a que la petición del fiscal puede verse reducida en bastantes años, abren la posibilidad de que Dorribo alcance el tercer grado y pueda salir a dormir fuera de prisión en muy pocos años.