Feijoo y Besteiro, una cumbre en medio de la corrupción

m. cheda SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

Feijoo plantea a Besteiro revisar el aforamiento de los parlamentarios, vetar las donaciones a partidos y mejorar la transparencia en los gobiernos autonómico, provinciales y locales

05 nov 2014 . Actualizado a las 08:23 h.

En la Galicia de los 244.044 parados, en la que ha perdido el norte del millón de trabajadores, en la que crece tres décimas menos de lo previsto, en la que cederá 38 habitantes cada día hasta el 2029, en la de sube la luz y baja la leche. En esa Galicia se reúnen esta mañana, un año después de su primera y hasta ahora última entrevista institucional, el presidente de la Xunta y el líder de la oposición. Su encuentro, no obstante, lo marcará fundamentalmente un asunto ajeno a aquellos: la corrupción. En ese punto, ambos acuden a la cita con discursos similares a los de sus respectivos jefes de filas en España. Feijoo, como Rajoy, aboga por adoptar medidas para acabar con el escándalo nuestro de cada día; si es posible, a través de un gran pacto y, si no, en solitario. Y Besteiro, al igual que Pedro Sánchez, interpreta el rol de caballero contra el latrocinio al que cuesta compartir esta cruzada con los conversos del PP. Entre otras cosas, el primero propondrá al segundo «revisar» el aforamiento de los parlamentarios, prohibir las donaciones a los partidos y mejorar la transparencia en los gobiernos autonómico, provinciales y locales.

Si finalmente hay acuerdo o principio de él, no será porque los dos dirigentes se afanasen mucho ayer en propiciarlo. Al contrario, echaron a la estufa de la actualidad paja húmeda, de esa que no genera fumatas blancas. Porque el número uno del PPdeG puso en cuestión la capacidad de maniobra de su invitado de hoy en San Caetano. «Se o secretario xeral do PSdeG ten autonomía para pactar, é moi posible. Se non ten, xa non me corresponde valoralo», espetó el conservador tras ser preguntado por la prensa acerca de las probabilidades de consenso en este ámbito.

Tardó pocas horas en responderle el socialista. Lo hizo «sorprendido», airado, a la par que desafiante. «Isto -replicó ante los micros- non vai de iso, señor presidente. Non vai da miña autonomía, vai da súa valentía. [...] Veremos se mañá temos diante a un presidente valinte, que asuma as súas responsabilidades, que estea disposto a dar un paso á fronte, ou se está tímido, timorato e busca algunha saída escurridiza a esta cuestión».

La reunión arrancará una hora y media antes de que el CIS confirme la ebullición demoscópica de Podemos, un fenómeno que en cierto modo obliga tanto a Feijoo como a Besteiro a demostrar que no son esa casta que dicen, que la Pokémon, la Zeta, la Púnica, las black, los cuartos en negro y demás famiglia realmente les asquean. Amén de abrir el debate sobre algunas novedosas, el popular intentará profundizar en las propuestas que su partido esbozó en el reciente debate de política general: reactivación de la comisión anticorrupción, encorsetamiento de la labor de los gobiernos en funciones, atribución al Consello de Contas de facultades de prevención de las irregularidades, ampliación de las inhibiciones de altos cargos con intereses empresariales, variaciones en la contratación pública por procedimiento negociado y reducción de las campañas electorales a siete días de duración.

Muchos de esos zapatos parecen hechos por la horma del progresista. No obstante, a este último interesa otro calzado también. Quiere modificar el reglamento de la Cámara para incrementar las comparecencias de conselleiros y favorecer la constitución de grupos de investigación, restringir las nóminas del personal de libre designación al servicio del Ejecutivo, lanzar un macropacto «pola ética pública», establecer el examen legislativo previo a la designación de cargos en el Ejecutivo y fomentar la creación de un portal web en pro de la transparencia donde los ciudadanos puedan consultar datos de todo tipo, desde el gasto en dietas de la Administración hasta los beneficios sociales de cada inversión.

Recuperación económica

De todas esas cosas hablarán Feijoo y Besteiro. Pero no solo de ellas. Se extenderán igualmente en charlar sobre aquello «que preocupa aos galegos», en expresión compartida. Se cruzarán, salvo cambio de guiones, planes para la reactivación del empleo, ideas para la recuperación socioeconómica y propósitos para la dinamización demográfica. El socialista, asimismo, «repasará» con el popular otras hojas de su agenda de prioridades: el blindaje de los servicios sociales, la reindustrialización de Galicia...

De nuevo, en una especie de déjà vu del fracaso, retomarán la demoradísima renovación de varios órganos autonómicos. Entre ellos, el Consello de Contas, que ahora encabeza como interino Jesús Palmou, pese a que su mandato como miembro de la institución ha expirado. Y el Valedor do Pobo, donde su titular, José Julio Fernández, lleva en situación de provisionalidad desde la caída de Benigno López, en mayo del 2012. E incluso el consejo de administración de la CRTVG, cuyos integrantes deberán quedar reducidos a la mitad: seis.

¿Y qué aguardan ambos de todo ese diálogo? El progresista, «cousas boas»; el conservador, «que trascenda o protocolario e sexa útil». Pequeña o grande, la diferencia entre palabras y hechos trascenderá este mediodía.