Miguel Rosendo, el hombre que hablaba en arameo

alejandro martínez VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

El líder de la Orden y Mandato San Miguel Arcángel empezó de curandero y se expresaba en un idioma extraño que decía que era la lengua semítica

11 dic 2014 . Actualizado a las 17:30 h.

El fundador de la Orden y Mandato San Miguel Arcángel, Miguel Rosendo, empezó a darse a conocer trabajando como curandero en una herboristería que regentaba en el centro de Vigo. El líder religioso apartado por la Iglesia por su conducta presuntamente inmoral ofrecía toda clase de rituales y pócimas a quienes se acercaban a su tienda con problemas de toda índole.

La mayor parte de los antiguos miembros que colaboraron en la investigación realizada por un detective privado lo conocieron durante aquella época, durante la década de los años 80.

Ese fue el germen de una asociación pública de fieles de derecho diocesano que gozó de plena confianza del Obispado y que llegó a contar con más de 500 miembros en toda la provincia de Pontevedra. «Te sentaba en una silla en un cuarto oscuro con una toga alrededor del cuello y hablaba en una lengua muy extraña, que decía ser arameo», afirma uno de los antiguos simpatizantes de la entidad.

Bañarse en hierbas, encender velas en casa e ir de habitación en habitación, tirar ramos de flores en ríos o ir con un cuchillo marcando las paredes de la casa, son algunas de las recetas que ofrecía a sus clientes para calmar sus males.

Una vez que cerraba las puertas de su negocio al público, continuaba organizando reuniones con los más fieles para hablarles sobre espiritismo, lectura de cartas astrales, ufología y otras temáticas esotéricas. Levantó una pequeña capilla en su negocio, donde comenzó a celebrar sus «bodas espirituales», que realizaba ataviado con una estola sacerdotal. Para él tenían más valor que el propio sacramento del matrimonio, según cuentan los testigos.

Al calor de estos encuentros fue como nació el coro San Miguel, que posteriormente derivó en el grupo San Miguel Arcángel. Miguel Rosendo eligió este nombre porque solía declarar a sus seguidores que «era el mismísimo Arcángel Miguel, muchas veces entraba en su cuerpo y a través de sus labios nos transmitía mensajes del mismo Dios». Antiguos miembros recuerdan cómo en una ocasión les hizo creer que «el espíritu de San Miguel entraba en su cuerpo y, haciendo unos sonidos muy extraños y enormes aspavientos, nos hizo creer que estaba en trance», relata un testigo. Incluso llegaba a nombrase como el «Elegido de Dios o el mismo Dios».

Las actividades del grupo se fueron diversificando y organizaron caminatas, acampadas o peregrinaciones. Las veces que dormían en tiendas de campaña, uno de los antiguos miembros declara al investigador privado que las mujeres dormían por un lado y los hombres por el otro. «A excepción de Miguel, que su tienda, a parte de estar alejada del resto, era compartida por varias chicas que pasaban la noche durmiendo con él. La explicación que nos daba a los padres era que pasaba la noche con ellas para rezar, cosa que nos creíamos a pies juntillas», manifiesta uno de los testigos.

Según la investigación, estas actividades conllevaron un incremento del compromiso de los miembros. Había un flujo constante de adolescentes hacia la futura Casa Madre, en Oia, donde las estancias eran cada vez más prolongadas, hasta el punto de que se alejaron de sus familias y abandonaron estudios, trabajo, y vida social. El grupo ya apuntaba rasgos propios de una secta. Sin embargo, en julio del 2009 adquirió el rango de asociación pública de fieles y pasó a llamarse Orden y Mandato de San Miguel Arcángel. Miguel Rosendo se erigió como el máximo responsable «por inspiración divina».