El ADIF excluye de su división de alta velocidad la línea de Angrois

Pablo González
pablo gonzález REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

Altos cargos negaron que la línea fuera AVE, algo que sí asumen los peritos

23 oct 2014 . Actualizado a las 10:03 h.

El Gobierno aprobó a finales del año pasado la segregación del Administrador de Infraestructuras Ferroviarias en dos empresas: ADIF Alta Velocidad, que en principio gestiona las líneas de estas características, y el ADIF genérico, que asumiría las conexiones convencionales. Esto es así sobre el papel, pero en la práctica la nueva empresa que gestiona las líneas AVE no tiene entre los trazados de su competencia la línea Santiago-Ourense, donde ocurrió el accidente de Angrois, y el tramo del eje atlántico de alta velocidad Santiago-A Coruña, ambos puestos en servicio en diciembre del 2011.

Esta exclusión remite casi de forma automática a las discusiones que después del accidente surgieron en torno a si el tramo Ourense-Santiago y el punto concreto del accidente, la curva de Angrois, eran o no trazados estrictos de alta velocidad. Altos cargos de Fomento negaron taxativamente que el descarrilamiento fuera un accidente de la alta velocidad española, con el objetivo más o menos explícito de no perjudicar a los negocios de alta velocidad del ADIF en otros países.

Esta discusión se trasladó después a la causa judicial. El anterior instructor, Luis Aláez, preguntó a los peritos sobre si la línea era de alta velocidad. El consenso técnico fue total. Incluso el perito propuesto por el ADIF, José Luis Pinel Simón, dictaminó que este trazado responde «singularmente» a los parámetros de alta velocidad entre el kilómetro 1,036, en Ourense, y el 85,041, en Santiago. El punto del accidente (84,413) está por tanto incluido en esa categoría.

Ahora, la declaración de red de ADIF Alta Velocidad, donde se reflejan las infraestructuras que gestiona el nuevo ente, excluye esta línea, que pasa a ser la única de alta velocidad que ostenta la empresa matriz junto con el tramo del eje atlántico entre Santiago y A Coruña. Curiosamente, el tramo hacia Vigo de este mismo trazado es uno de los pocos convencionales incluidos entre las líneas que son propiedad de ADIF Alta Velocidad, junto con parte del corredor mediterráneo.

Este confuso reparto no tiene que ver con la polémica sobre la naturaleza de la línea en la que se produjo el accidente, según un portavoz del ADIF. «Se trata de un reparto de activos realizados según un criterio interno», añadió. Según el administrador ferroviario, la línea pasará a formar parte de ADIF Alta Velocidad cuando se complete el nuevo acceso ferroviario a Galicia, previsiblemente en el 2018. En este reparto de infraestructuras se tuvieron en cuenta aspectos técnicos, pero también financieros, admiten en la empresa.