20 oct 2014 . Actualizado a las 05:00 h.
No es raro que algún descendiente de un marinero emigrante acabe llevando el nombre del barco en el que su progenitor estuvo enrolado. Y ese es el caso de Long Hope. La asociación lleva esa denominación porque es como se llamaba uno de los mercantes en el que trabajó un miembro de la asociación. Larga esperanza (así se traduce) viene que ni pintado para un colectivo que lleva peleando años, desde la década de los ochenta, por recuperar los impuestos que pagaron sin tener por qué y clamando contra la «tropelía» que, a su juicio y el de otros organismos, ha cometido Noruega con los derechos humanos y laborales de los gallegos.