Perlas para orejas de mar gallegas

espe abuín REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

Biólogos formados en el Igafa prueban con éxito la reproducción de ostras perleras. El director del proyecto propone cultivarlas en peneiras de Galicia

13 oct 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

En la historia perlera de América se cuela Galicia. Que se lo pregunten si no a Pedro Alonso Niño, que estuvo encarcelado por llegar a Baiona del Nuevo Mundo con 40 kilos de perlas y no declararlas al fisco de entonces (se ve que a Colón no le habían dado ninguna tarjeta black). Lo contó en O Grove el biólogo venezolano César Lodeiro Seijo (de evidente ascendencia gallega), que realizó en el Foro dos Recursos Mariños un repaso de la historia del cultivo de perlas desde la antigüedad hasta la época actual, en la que se ha dado el salto, con resultados excelentes, al cultivo de ostras perleras.

Lodeiro relató que «ningún recurso natural renovable ha sido históricamente tan importante en el Caribe como la ostra perla». Pero lo que en un primer momento sirvió como moneda de cambio a los indígenas venezolanos, pronto se convirtió en una fuente de desgracias y opresión para ellos, sometidos a una explotación tal, que dejó espeluznado a Bartolomé de las Casas.

Según los registros que expuso César Lodeiro, en torno al año 1520 se dio la máxima explotación perlera. Hasta 1.600 kilos de perlas se extraían en un año y un 20 %, lo que se conocía como el quinto, iba para los reyes. Todo ese afán perlífero dio en lo que tenía que dar: la sobreexplotación. Así que la primera veda para la especie llegó en 1532, provocando el abandono de lugares como la isla de Cubagua, en la que había cobrado especial importancia la explotación de la ostra perlera.

Ahora, cinco siglos más tarde, en Venezuela, Cultivos Marinos de Nueva Cádiz (la que fue principal ciudad de Cubagua) se ha embarcado en la explotación de estas ostras y ha conseguido medias perlas. Como en muchos otros cultivos, se colecta semilla en el medio natural y se cultivan en jaulas. Con 50 milímetros se recuperan y se les implanta en el saco perlero tejido extraño. Según la fórmula empleada, darán perlas naturales, de las denominadas keshi o medias perlas.

¿Y qué tiene que ver todo esto con Galicia si aquí ya casi ni queda ostra de la autóctona? Pues ya no solo que los especialistas que han logrado todo este desarrollo se han instruido en el Instituto Galego de Formación en Acuicultura (Igafa) gracias a un convenio de la Universidad de Oriente de Venezuela con la Xunta, sino que, además, «creo que se pueden producir perlas con oreja de mar en Galicia», soltó César Lodeiro. «Si lo están haciendo en Chile, ¿en Galicia por qué no?».

Como chilenos y japoneses

El profesor titular jubilado del Instituto Oceanográfico de Venezuela de la Universidad de Oriente planteó que la posibilidad de conseguir perlas en la Haliotis tuberculata, nombre científico de la oreja de mar o peneira, podría ser bien materia de una tesis, bien reto para una pequeña empresa. «Desconozco si se ha hecho aquí algo al respecto, pero lo están haciendo los chilenos y los japoneses y podría ser interesantísimo». A juicio del investigador, se trataría de adaptar la especie y, sobre todo, de hacer un estudio sobre la respuesta a los narcóticos y dar con el adecuado para implantar el tejido que daría origen a la perla. Más bien, a la media perla, que sería la más adecuada para esa especie. «Son pequeñas, amorfas», pero preciadas para pendientes y otras piezas de orfebrería. Y eso por no hablar del «turismo y del atractivo que podría tener una perla gallega». Una perla cultivada en la misma valva que una mujer vendía a los turistas pintada y esmaltada a las puertas del hotel en el que se celebraba el foro de O Grove.