Mientras cargan con los recortes salariales, los 95.000 trabajadores de la Xunta y las universidades (sobre un total de 150.487 empleados públicos en Galicia) ya saben con certeza que en el 2015 volverán a sufrir un recorte de las extras. Feijoo lo avanzó en la primavera pasada. Ni la mejora de los indicadores macroeconómicos ni la solvencia de la que presume el Ejecutivo gallego evitarán el nuevo rejonazo a las nóminas.
Este convulso escenario también ha alterado las plantillas. Según los datos que compila el Ministerio de Administraciones Públicas con los que le remiten las comunidades, en enero de este año trabajaban en España 147.505 personas menos en el sector público que a principios del 2010. En esos cuatro años, Galicia perdió 8.500 empleos. Los balances oficiales sitúan el grueso de ese ajuste en educación y sanidad.
En concreto, la comparativa de los recuentos de enero del 2010 y del mismo mes del 2014 arrojan una pérdida de 981 empleos en el ámbito sanitario y de 4.026 en el educativo. El propio Feijoo corrigió las cifras en julio pasado. Achacó esa diferencia a un error de la Consellería de Educación, que en el 2010 contabilizó como plantilla propia a sus docentes de baja o licencia y también a sus sustitutos, lo que infló el cómputo de ese ejercicio e imposibilitó su comparación con años posteriores. La Xunta admite una merma de docentes en estos cinco años, pero la reduce a poco más de un millar. Es la consecuencia de una tasa de reposición anclada en el 10 % que ha limitado la ocupación de los puestos que dejan vacantes los que se jubilan. El Gobierno elevará ese tope al 50 % en educación y sanidad.