Gómez Besteiro se gana el respeto en Madrid, pero no en Galicia

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño MADRID / LA VOZ

GALICIA

El líder del PSdeG logra implantar cordura en el discurso, aunque no la unidad en sus filas

15 sep 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

«Se acabaron las divisiones, las etiquetas, no hay complejos en este partido. Hoy es el día de pasar página». Hace exactamente un año, José Ramón Gómez Besteiro hizo esta declaración de intenciones inmediatamente después de ser elegido secretario general de los socialistas gallegos con un 95 % de los votos de los delegados, que ratificaban así lo que ya habían decidido los militantes en unas inéditas elecciones primarias. Si hubiera que juzgar la gestión de Gómez Besteiro por esa primera declaración, en la que hizo una solemne apelación a la unidad y la reconciliación en el partido, la nota no podría ser otra que el suspenso.

Para definir lo que ha ocurrido desde entonces, quizá cuadre mejor otra de las frases que Besteiro pronunció ese día, aunque el sentido que quiso dar a sus palabras era completamente opuesto. «Vuelve el PSdeG y lo hace para quedarse». En efecto, ha vuelto, si es que alguna vez se fue, el PSdeG de siempre. El de las batallas internas, el de los reinos de Taifas y el que se mira constantemente al ombligo mientras el enemigo se escapa siempre vivo.

No sería justo, sin embargo, juzgarle exclusivamente por su aparente incapacidad para poner orden interno en un partido que, pese a las buenas intenciones y la paciencia del nuevo líder, sigue desmadrado. Si de algo no se le puede acusar, desde luego, es de haber dado motivos para la división a unos compañeros de partido que no se lo ponen nada fácil. Ni los partidarios de quien le precedió en la secretaria general, ni los de aquel que aspira a quitarle el puesto que le dieron los militantes. Y tampoco es fácil dirigir una fuerza política sin ocupar un escaño en el Parlamento.

Sin reyertas públicas

Besteiro sí ha logrado, sin embargo, implantar algo de cordura en el discurso y en las formas, huyendo de las reyertas públicas y tratando de limpiar los trapos sucios en casa, sin declaraciones altisonantes ni golpes en la mesa. Algo que algunos, sus enemigos principalmente, toman por debilidad. El nuevo secretario general no se ha ganado todavía el respeto de todo el partido, aunque ha sabido moverse con inteligencia y su figura política aparece ya muy por encima de la de su antecesor, Pachi Vázquez.

Bien podría decirse que a Gómez Besteiro, como líder del PSdeG, le ha ido mucho mejor fuera de Galicia, donde es cada vez más conocido y respetado, que en su propia tierra. Supo navegar en las aguas convulsas de la etapa final de Rubalcaba y ha sabido sintonizar con el nuevo líder nacional, Pedro Sánchez, que primero lo incluyó en su ejecutiva y ahora lo sitúa también en la Comisión Federal de Listas, el órgano clave para elaborar las candidaturas municipales y autonómicas. Un bagaje suficiente como para ganarse el aprobado, aunque la unidad del PSdeG siga siendo su asignatura pendiente.