«Que suelten a mi hijo, él sabe cuidarme»

E. V. PITa VIGO / LA VOZ

GALICIA

Tres vecinos dan de comer y acompañan a una mujer de 89 años que lleva varios días sin ganas de nada porque su hijo, que la cuidaba, ha ingresado en prisión

13 sep 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Tres vecinos de la calle Simón Bolívar dan de comer a María Claro, una maestra jubilada de 89 años que desde hace una semana vive sola, sumida en la tristeza y abandonada porque su hijo, que era el que la cuidaba, ha tenido que ingresar en la prisión de A Lama. El hombre había agotado la última prórroga para cuidar a su madre, que tiene un principio de alzhéimer, problemas de huesos y, según sus vecinos, precisa atención las 24 horas porque «no puede valerse por sí misma, no es capaz de nada». Según cuentan, su hijo pidió una excedencia en su trabajo en Pontevedra y volvió a Vigo para cuidarla. Le ponía parches, le daba las medicinas y la ayudaba a dormir, pues necesita que una persona la acompañe.

La anciana esperó el miércoles en los pasillos del juzgado para hablar con el juez de guardia y pedirle que saque a su hijo de prisión, aunque no fue recibida. La acompañaban su vecina Estrella y dos residentes del barrio, un peruano y otra amiga. También colabora un marroquí. El peruano consultó a otros juristas y le contestaron que la petición no podría ser satisfecha. Los vecinos de la casi nonagenaria se dirigieron a última hora de la mañana al Concello para pedir que unos asistentes sociales se hagan cargo de ella.

La mujer explicó ayer en los pasillos del juzgado, con gran dificultad, que «estoy con mucho dolor, mi hijo sabe cómo cuidarme, lo que quiero es que suelten a mi hijo y que venga a cuidarme».

La anciana tiene otros dos hijos pero ella no está de acuerdo con que la lleven a un asilo. «Los asilos comen todo lo que uno tiene, los dejan en la pobreza. A la residencia no quiero ir, prefiero mi casa», dice. Aunque sus vecinos admiten que, a día de hoy, «ella no se puede valer sola en casa».

Los vecinos también dicen que la mujer, esposa de un capitán de marina de un barco científico, cobraba una pensión buena pero se ha quedado sin nada porque la comparte con una familiar.

Durante un tiempo la cuidó un matrimonio pero este renunció al servicio. «Soy muy mayor, mi hijo me cuidó como nadie en el mundo, ahora estoy sola», dijo.

Sus amigos insisten en que «esta mujer no puede estar sola, el otro día solo comió un plátano. No tenía ganas de nada al ver que se quedó sola». Temen que al quedarse sin dinero en la cuenta le corten el agua y la luz. Uno fue al supermercado y le compró salmón, otro le regaló fruta. «Le ayudamos todos. A veces, ella llora y dice: ??No me dejéis sola??», dijo su amiga Estrella.

Según los vecinos, el hijo debe cumplir tres condenas seguidas por sendos delitos menores, la primera de 9 meses, pero que, en total, sumarían 3 años.