El suceso ocurrió mientras paseaban en la zona de las termas do Muíño
03 sep 2014 . Actualizado a las 11:32 h.El comandante de la Guardia Civil Juan Antonio Feal, destinado en Ourense, no lo pensó mucho cuando escuchó la llamada de auxilio de una pareja que se enfrentaba a la cara menos amable del Miño. Paseaba el oficial con su esposa en la zona de las termas do Muíño, cuando ambos se percataron de que la corriente arrastraba a una mujer. La protección que esta última seguramente esperaba de un flotador neumático no le sirvió a ella, ni tampoco a su pareja, que fue quien en un primer momento intentó evitar que el río se la tragara. Hacía solo tres días del accidente en el que habían perdido la vida tres guardias civiles en una operación de rescate en el pico leonés de La Polinosa. El comandante y su esposa se metieron con decisión en el río Miño.
Con la ayuda del guardia, Janet M.A.T., de 51 años, consiguió sujetarse a unas ramas en el cauce del río, no precisamente en la orilla ni en un lugar donde fuera posible hacer pie. Allí resistieron tanto ella como su compañero, Pablo R.P., de 30 años. Repuestos del susto y recuperada Janet de un desvanecimiento, liberada del peso del agua que había tragado durante los instantes anteriores, la colaboración de otros usuarios de las termas permitió completar el rescate y devolver a la mujer a la ribera del río. Tierra firme.
Ya calmada y plenamente consciente de la situación vivida, admitió la imprudente bañista que había tenido la sensación de que se iba a ahogar. Le fallaban las fuerzas en las piernas. Una de sus extremidades, dijo a quienes allí la escuchaban, la sentía totalmente paralizada. Lo atribuyó a la medicación que dijo estar tomando para aliviar el dolor de «unas hernias». Ya recuperada, tanto la mujer como su compañero, vecinos del barrio de O Couto, dijeron no necesitar asistencia médica, aunque mostraron su agradecimiento a quienes esa tarde fueron sus ángeles de la guarda, un comandante de la Guardia Civil y su esposa.