Penalización por una boda, peloteo entre conselleiros y ojeras belgas

La Voz

GALICIA

01 sep 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Todo estaba preparado para que la despedida del verano de los populares se hiciese como siempre en sábado. Pero la agenda europea de Mariano Rajoy lo trastocó todo e hizo coincidir ayer el cónclave popular con un enlace matrimonial. El castillo del siglo XII tiene espacio para mucho, pero a los novios no le apeteció mezclarse con la militancia del PP, ni que ninguno de los algo más de mil simpatizantes de Rajoy se apuntase al banquete nupcial.

Por eso, y por el retraso en la aparición del presidente en el atril, las alocuciones de ayer tuvieron un ritmo bastante intenso, especialmente la del alcalde de Soutomaior y la del anfitrión Louzán. La rapidez del político de Ribadumia no era fruto de la consideración para que el público pudiese aprovechar algo de playa, sino porque si el mitin no acababa antes de la entrada de los novios, sería el PP pontevedrés el que debería hacerse cargo del pago de la boda, y dispendios, ahora, los justos.

A Rajoy esa factura no pareció preocuparle en exceso. Su discurso fue algo más extenso que en años anteriores, pero es lo que tiene ser presidente, que es más difícil mandarle cortar. De Bruselas no se trajo galones ni para De Guindos ni para Cañete, solo unas ojeras acuñadas tras llegar a Galicia a las cinco de la mañana.

El tono mucho más acorde con el verano que presentó la conselleira de Facenda, Elena Muñoz, fue notablemente destacado por su compañero de Gobierno y responsable de Educación, Xesús Vázquez. «Como se nota que estamos en tiempo de elaboración de presupuestos», interpretó ella dando por hecho que se trataba de peloteo político.