Moraima, la bebé que tiene escaño

María Hermida
María Hermida RIBEIRA / LA VOZ

GALICIA

MARCOS CREO

Una concejala de Rianxo cuida y amamanta a su hija durante los plenos

30 ago 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

A Moraima Ordóñez le aburre muchísimo el debate sobre los presupuestos municipales. El jueves, cuando en el pleno de Rianxo comenzó a sonar una batería de cifras para desgranar las cuentas del 2014, ella echó una siesta, de la que no despertó hasta que los ediles cambiaron de tema y se pusieron a hablar de los festivos locales. Es más, durmió a pierna suelta durante todo el chaparrón numérico. Su caso tampoco es tan raro: concejales de un buen número de ayuntamientos fueron pillados bostezando, leyendo revistas o incluso echando una cabezada en plenos similares. Pero sí es especial. ¿Por qué? Porque Moraima ocupa escaño de concejala en Rianxo, pero lo hace apoyada en el pecho de su madre, Hadriana Ordóñez, edila del BNG, que abandera la conciliación llevando a su cría a los plenos. Tiene seis meses y ya acudió a tres sesiones metida en una especie de mochila de tela.

Los padres de Moraima quieren que a esta rianxeira de ojos vivos la rebeldía y conciencia le vengan de cuna. Cuando regresaba del hospital de haber dado a luz, su madre hizo un alto en el camino antes de aterrizar en casa. «Había unha manifestación polo dereito da muller a decidir sobre o seu corpo, e eu quería ir con ela. Tiña só tres días e alí estivemos, foi xenial». Así que Moraima palpó las pancartas antes que las sábanas de su hogar.

Con menos de un mes

Con un comienzo tan rotundo, el resto vino rodado. Moraima empezó a ir a los plenos cuando no había cumplido aún el mes de vida. Sus progenitores, tal y como recordaba ayer su madre, decidieron «que a maior maneira de que ela e o seu entorno vexan o que significa conciliar é facéndoa partícipe da miña vida como concelleira». Ahora, con seis meses, es toda una experta en eso de aguantar estoicamente un debate plenario.

El jueves, cuando el debate en Rianxo se prolongó desde las ocho de la tarde a las nueve y media, no dio un pio. Durmió cuando el pleno rozó el tedio y despertó al tornarse más animado, momento en el que se entretuvo mordiendo un muñeco. Lo único que tuvo que hacer su madre que no realizasen otros ediles fue levantarse una única vez y menearla para que ella conciliase el sueño. En los ruegos y preguntas sí se la oyó quejarse por lo bajo, metida como estaba en la bolsa de tela en la que la transporta su madre. Decía Hadriana que la niña empezaba a tener hambre. Pero no le apretaba demasiado, porque se conformó con las carantoñas que al término de la sesión le fueron dedicando los concejales. Eso hizo que no repitiese una escena que, según explicaba ayer la citada concejala, sí tuvo lugar en otras sesiones plenarias anteriores: «Xa lle dei de mamar no salón de plenos. É algo natural», dijo Hadriana Ordóñez.

Y allí estaban, el jueves, sonriéndose mutuamente en el escaño madre e hija. Al fondo, un hombre de negro las miraba. No era ningún edil. En el salón noble de Rianxo, es Castelao quien preside desde los cuadros que le retratan. No puede decir el ilustre rianxeiro que su tierra no siga sembrada de gente especial.