Después del 24 de julio del 2013, los presidentes de ADIF y Renfe tan solo tardaron unos días en afirmar que la culpa del accidente de Angrois era del maquinista. Posteriormente este prematuro hallazgo también fue usado por muchos altos cargos y parlamentarios, e incluso articulistas de este periódico a los que admiro. La razón para rechazar una y otra vez la formación de una comisión parlamentaria de investigación ha sido la necesidad de esperar a la investigación judicial para no realizar un juicio mediático paralelo, pero todas estas personas no solo han juzgado, sino condenado, con independencia de analizar el papel, de relativa poca importancia, que juega un maquinista en la circulación segura de los trenes de alta velocidad.
El presidente de la Xunta ha tardado un año entero en concluir que el tren circulaba a 190 km/h, cuando este dato ya lo dio el propio maquinista al ser rescatado el día del accidente (el registrador lo redujo a 179 km/h) y que el tren se encontraba a 3,5 km de la estación de Santiago. En todo caso, bienvenido al club de los que utilizan los datos objetivos para sacar conclusiones. Por ello es chocante que, tras 2 años y medio de asistir junto con el entonces ministro de Fomento en funciones a la inauguración del tramo de alta velocidad Santiago-Ourense, no nos haya explicado todavía si el ministro también le mintió a él en primera persona sobre la catalogación de la línea y si le informó de que a la misma le faltaban 7,5 kilómetros de las necesarias instalaciones de seguridad proyectadas.
Tras el derribo por un misil de un avión en Ucrania, el presidente Rajoy se apresuró a exigir una comisión de investigación «independiente», entendiendo que ni Ucrania, ni los rebeldes pro-rusos, ni la propia Rusia debían integrarla. Pero este señor, en el territorio de la jurisdicción que le es propio, consiente comisiones de investigación de accidentes o científicas compuestas exclusivamente por personas de las empresas que se hallan en la génesis del accidente ¿En qué quedamos con la independencia?
En todos los casos los responsables que manifestaron lo que manifestaron sobre el maquinista no son técnicos en ninguna materia ferroviaria, por lo que, según la Audiencia de A Coruña, que reprendió al juez Aláez por «imputar sin autoritas», ¿no deberían, ellos también, enterarse primero y manifestarse después, para no parecer que tienen intereses ocultos en este asunto?