Pedro Sánchez aterriza en Santiago en vísperas de la visita de la canciller alemana para sugerirle una agenda de reformas
24 ago 2014 . Actualizado a las 07:00 h.El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, se adelantó ayer a Angela Merkel y a Mariano Rajoy presentándose en Santiago con un decálogo de propuestas debajo del brazo para impulsar un giro radical en la economía de la Unión Europea (UE). «Parece -dijo Sánchez del presidente del Gobierno- que está más pendiente de cómo colocar a Arias Cañete y a De Guindos en puestos de representación institucional comunitaria» y no tanto del trabajo que hay que realizar para afianzar la recuperación.
Previamente, el líder del PSdeG, José Ramón Gómez Besteiro, que acompañó a Sánchez en un paseo por la ciudad histórica de Santiago y en un encuentro con los representantes del sector agrario, le pidió a Rajoy y a Merkel que, ya que van a hacer un tramo del Camino, se preocupen también «do longo camiño que os cidadáns teñen que facer para chegar a fin de mes».
Y en ello insistió Sánchez Pérez-Castejón, quien advirtió de que es necesario cambiar la política económica de la UE, pues «la débil recuperación económica se esfuma rápidamente», como en su opinión ha empezado a ocurrir en Francia o Alemania, con el freno del crecimiento.
En línea con lo defendido por el PSOE en el programa electoral de las europeas de mayo, Pedro Sánchez invocó un «pacto europeo por la competitividad, el trabajo y la cohesión social» que le permita a las economías europeas recuperar el pulso y mejorar su capacidad exportadora y de creación de empleo.
¿Pero cómo? Pues algunas de las recetas son conocidas. En el decálogo socialista se habla, por ejemplo, de la manida unión bancaria, de una política de reindustrialización y de impulso de las pymes y las infraestructuras productivas, o incluso de un plan de empleo juvenil para menores de 30 años de los países cuya tasa de paro rebase el 15 %.
En la agenda que pretendió dictarle a Rajoy para su encuentro con Merkel también insistió en la necesidad de promover una depreciación del euro para que las exportaciones de la UE ganen terreno en el mundo. «No tiene sentido -razonó Sánchez- que la economía más débil a nivel global tenga la moneda más fuerte a nivel global».