Verdades y mitos sobre los fuegos

Xurxo Melchor
Xurxo Melchor SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

La falta de cuidados, la ganadería, la caza y las negligencias, entre las principales causas

19 ago 2014 . Actualizado a las 10:36 h.

Galicia sufre entre 2.500 y 4.000 incendios en los años buenos y más de 6.000 en los malos. Cada verano, la Xunta despliega un auténtico -y carísimo- ejército compuesto por hasta 7.000 personas, 32 aviones y helicópteros, 358 motobombas, así como cisternas, palas y otros vehículos. Pese a los esfuerzos, el problema persiste. Este verano, más lluvioso de lo normal, está dando tregua, con pocos fuegos y escasa extensión quemada, pero no hay que engañarse, el monstruo sigue acechando y cada día de sol acerca el peligro. ¿Por qué arde el monte gallego? Entidades como la Asociación Forestal de Galicia sostienen que hay muchas falsas creencias sobre qué fomenta los fuegos, como las tramas organizadas o los «árboles malos» como el eucalipto. Por contra, señalan a la selvatización, la ganadería, la caza y las negligencias como las principales causas de un problema que es económico y medioambiental.

El aumento de vegetación en el territorio rural

Galicia tiene una enorme capacidad para producir vegetación, por lo que los montes que no se mantienen se llenan de maleza sin remedio. Al abandono de cultivos agrícolas y de forraje lo sigue la aparición de grandes superficies de arbustos, en ocasiones muy próximos a núcleos de población, que son altamente combustibles. El envejecimiento de la población rural sin que los herederos de los terrenos se ocupen de ellos porque están desvinculados de sus propiedades también incide directamente en la falta de cuidado del monte gallego. Para invertir esta tendencia habría que sensibilizar a los nuevos propietarios y ofrecerles incentivos para que inviertan en el monte.

La ganadería extensiva sin tierra

La presencia en los montes gallegos de ganado ajeno al propietario forestal constituye una práctica ilegal de pastoreo que está aún muy extendida en Galicia y que es muy agresiva con el bosque. Los dueños de los animales mostrencos queman los arbustos y los matorrales para producir pastos, una práctica tras la que están muchos de los incendios en las áreas montañosas de la comunidad, fundamentalmente los que no se producen durante el verano, sino a finales del invierno y a principios de la primavera. Barbanza y las sierras de O Suído, O Candán, San Mamede, A Queixa, O Buio y O Xistral son algunos de los enclaves en los que se mantienen estas prácticas.

La creación de espacios para la práctica de la caza

Como la ganadería, la caza es a veces también un uso muy agresivo con el monte. La desaparición de la cubierta cerrada de arbusto y matorral favorece el hábitat de especies de caza menor y facilita la actividad cinegética. Sin embargo, la caza podría ser también un nuevo aprovechamiento interesante en los montes comunales que contribuiría a evitar el abandono de los terrenos.

Los núcleos enclavados en áreas forestales o limítrofes con el monte

Estos espacios, en los que interaccionan áreas rururbanas y forestales, representan un problema creciente que eleva el riesgo de incendios. El gran número de núcleos de población hace que este problema tenga un impacto muy fuerte sobre el monte.

Negligencias por el empleo del fuego

Pese a las advertencias que hace la Consellería do Medio Rural y a las facilidades que hay para obtener permisos de quemas controladas, la utilización del fuego sin precauciones sigue siendo muy habitual en Galicia. Se usa como medio barato para eliminar residuos agrícolas y forestales, así como matorrales que rodean las casas o que cierran caminos e impiden el acceso a fincas.

Más visitantes en los bosques privados

A mayor número de visitantes, más riesgo de incendio. Mantener espacios de uso público en montes privados requiere cuidados e inversiones que los propietarios reclaman que se les retribuyan.

Falsas creencias sobre el origen de los incendios

Sobre qué hace de Galicia una comunidad con tantos incendios se ha dicho de todo. Se ha hablado de conspiraciones de la industria de la madera y de la construcción. Incluso de tramas políticas de desestabilización. Las investigaciones policiales y judiciales no sustentan por el momento estas teorías. También se ha echado la culpa del fuego a los «árboles malos» como el eucalipto. Curiosamente, A Mariña (Lugo), donde más eucalipto hay, es el único territorio en el que los incendios son casi inexistentes. También se traslada con frecuencia la necesidad de limpiar el monte. Es necesario hacer rozas controladas en puntos concretos, pero extender esta práctica sería económicamente imposible y medioambientalmente inaceptable.

Los falsos espejos en los que mirarse

Con frecuencia se señala que Galicia debe imitar los modelos forestales de Suecia, Finlandia o Canadá. Ahora bien, Galicia no se parece a estos países, que son más fríos y húmedos y su vegetación contiene más agua. Aquitania y el suroeste de Francia es un mejor espejo en el que mirarse.