El último tema de Julián Rico

Ana f. Cuba CEDEIRA / LA VOZ

GALICIA

El músico ferrolano, bajista del grupo On The Band, falleció de un infarto mientras interpretaba el tema «Mil calles llevan hacia ti», de La Guardia

14 ago 2014 . Actualizado a las 10:30 h.

Julián Rico Castiñeiras (Ferrol, 1960) murió sobre el escenario, en la plaza Roja de Cedeira, cuando interpretaba con su grupo, On The Band, el mítico tema Mil calles llevan hacia ti, de la banda granadina de rock La Guardia. «Empezó a encontrarse mal, pero como faltaba poco para acabar la actuación quiso seguir; le pregunté si parábamos y cuando me di cuenta se cayó desplomado», relata Humberto Basoa, guitarra y voz de On The Band, que fundaron hace unos tres años con Toni (batería), Roberto (teclado) y Celso (guitarra). Julián tocaba el bajo y compartía la pasión de sus compañeros por el rock.

Este músico aficionado de 53 años, que residía en las viviendas de San Valentín, en Fene, con su mujer y su hijo adolescente, ya había tocado en Abasto, un grupo de rock nacido a comienzos de los ochenta, que acabó disolviéndose, y reapareció en el primer FeneRock Festival, en el 2003. «Era un hobby, una manera de pasarlo bien, todos tenemos nuestro trabajo... y nos gusta el rock & roll. Julián disfrutaba la música, a veces trabajaba un montón de horas y sin embargo iba a ensayar», relata Humberto. Y cuando alguien les invitaba no dudaban en subirse al escenario y versionar temas de sus bandas favoritas, en especial de los años ochenta.

Jefe de buque de Navantia

«En Cedeira tenemos muchos amigos, siempre nos han tratado muy bien y por eso fuimos», cuenta. Dos días antes de lo previsto, debido a un compromiso familiar de uno de ellos. «Lo que es la vida». La de Julián discurría entre el local de ensayos y el astillero de Navantia, como jefe de buque en la División de Reparaciones de Fene-Ferrol. En la actualidad era el responsable de los trabajos de modernización del buque militar argelino Kalaat Beni Hammad, que ayer se paralizaron en señal de duelo.

«Fue de los últimos que entraron en Navantia Ferrol, el 24 de enero del 2000», explica un compañero. Había estudiado en la Escuela Técnica Superior de Náutica y Máquinas, en A Coruña, y durante años ejerció de jefe de máquinas en la Marina Mercante, hasta que se incorporó al astillero. Residió algún tiempo con su familia en Padrón, hasta que regresó a San Valentín, donde se crio. En el barrio era conocida su afición al fútbol, deporte que practicó, y la música. «Igual que la fiesta vikinga de Río do Castro, que nunca se perdía», apunta un vecino. En su perfil de Facebook aparecen referencias a la última edición, hace diez días, y varios mensajes de dolor y pésame. «Nos quedan los recuerdos», trata de consolarse un amigo.

El concierto del martes empezó algo tarde y acabó de golpe a dos minutos de la medianoche. A María, como al resto del público, que abarrotaba la plaza (mucha gente joven esperaba la actuación del grupo catalán La Pegatina, puro mestizaje), le sorprendieron las sirenas de la ambulancia. «Primero la asistencial y después una medicalizada [...]. Estuvimos allí hasta que dijeron que se cancelaba la fiesta, sobre la una y media de la madrugada. Casi nadie se marchó antes».

Una hora de reanimación

Los voluntarios de Protección Civil levantaron una lona negra para tapar el escenario mientras varios médicos y enfermeros, que se encontraban entre el público, trataban de reanimar a Julián. Por un momento, señalan varios testigos, recuperó el pulso y se produjo cierta sensación de alivio, hasta alegría, que duró un instante. El desfibrilador tampoco logró salvarle. Y tras una hora de maniobras de reanimación el técnico de sonido, alertado por la comisión de fiestas de la Patrona, comunicó al público que se anulaba el concierto de La Pegatina.

La Guardia Civil no permitió desmontar el escenario ni retirar los equipos hasta poder inspeccionar los instrumentos y el resto de material. «Al principio decían que se había electrocutado con el bajo porque habían caído unas gotas», comenta un joven que se encontraba en el recinto. La investigación no tardó en descartar esta hipótesis y personas cercanas confirmaron que un fallo cardíaco fue la causa del deceso, «como ya le había pasado su padre». Ayer por la mañana se le practicó la autopsia y el cadáver se veló en el Instituto de Tanatología San Lorenzo, en Ferrol. Esta mañana será incinerado en la intimidad familiar y a las 18 horas se oficiará un funeral en la iglesia de San Salvador (Fene).

«Todos los músicos decimos que queremos morir en el escenario, pero pocas veces sucede», constata Humberto. Antes de que se hubiese certificado la tragedia, la noticia ya corría por las redes sociales y sonaban los teléfonos móviles del grupo. «Íbamos cinco y volvimos cuatro... la última calle siempre se recorre en soledad».