La playa se pone a tiro de Santiago

Marta Gómez Regenjo
Marta Gómez NOIA / LA VOZ

GALICIA

Vecinos de Taramancos observan desde el acceso peatonal el nuevo puente que cruza la ría.
Vecinos de Taramancos observan desde el acceso peatonal el nuevo puente que cruza la ría. Marcos Creo< / span>

Hace poco más de un mes que la variante de Noia entró en servicio y los vecinos de la villa ya tienen claro que acerca la capital a la costa y ellos son quienes menos la disfrutan

09 ago 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

«Noia está moi ben comunicada, pero ao mesmo tempo está illada». Esta expresión resume a la perfección lo que para muchos vecinos de este municipio coruñés supone la entrada en servicio de la esperada variante noiesa. Un mes después de su apertura al tráfico, se confirma que la flamante infraestructura, en la que se invirtieron cincuenta millones de euros, alejó los atascos del centro de la localidad al tiempo que colocó las playas de la zona a un tiro de piedra de la capital compostelana al enlazar directamente con el corredor a Santiago. El objetivo de vertebrar la comarca parece, en cambio, aún lejano.

El puente sobre la ría, buque insignia de la variante, comunica las dos orillas del estuario y permite cruzar de una punta a otra de Noia en apenas cuatro minutos sin la tortura de tener que atravesar el centro urbano, a medio camino entre los dos extremos del viaducto. Pero no hay ningún enlace que permita acceder a las vías de alta capacidad que llevan a Santiago desde el núcleo de Noia, de manera que sus vecinos siguen estando obligados a circular por una travesía plagada de cruces y semáforos y con la velocidad limitada a 50 kilómetros por hora hasta llegar al acceso al corredor que conduce hasta la capital gallega.

Tampoco mejoran las comunicaciones con Porto do Son salvo para quienes vivan al lado del inicio de la variante en Orro; los demás también están abocados a circular por la carretera comarcal. La vieja aspiración de vertebrar la ría noiesa con Arousa norte sigue sin tener solución y el nexo entre ambas comarcas depende de carreteras provinciales.

Para lo que sí ha servido la puesta en servicio de la variante es para acabar con los atascos que, día tras día, y especialmente en verano, colapsaban el centro de Noia, algo que aplauden tanto quienes residen en la villa como los que tienen su vivienda en otros núcleos del municipio. En Taramancos, por ejemplo, donde remata la variante, una vecina explicaba el cambio que ha supuesto la apertura del puente sobre la ría: «Nós a variante non a usamos, o único para ir un día a Santiago, pero aliviounos. Agora o acceso a Noia quédanos libre e podemos ir a calquera hora. Sacáronnos o tráfico de aquí».

Carretera despejada

En el otro extremo del puente sobre la ría, en A Barquiña, también agradecían tener más despejada la entrada en la villa a través de la carretera comarcal para agilizar sus desplazamientos: «A estrada é moi boa para os que veñan de Santiago, que en media hora están en Portosín, pero a nós a verdade tanto nos dá. Como non temos un acceso desde aquí, agora que hai menos tráfico o mesmo nos dá ir a Porto do Son pola variante que ir por Noia».

Los habitantes del centro de la localidad son los que más agradecen la liberación que ha supuesto el descenso de coches en las calles, que en horas punta en fines de semana provocaban enormes atascos que obligaban a invertir horas en recorrerla.

Nuevas necesidades

Ahora, la villa noiesa ha dejado de ser un embudo para el tráfico, pero el problema no ha desaparecido sino que se ha trasladado a otros lugares. En el fin de semana, sobre todo en jornadas de buen tiempo, se registran miles de desplazamientos hacia la zona y ya se produjeron enormes atascos a ambos lados del puente sobre la ría.

El efecto llamada que ha supuesto la entrada en funcionamiento de la variante parece fuera de toda duda, y eso genera como contrapartida un incremento del tráfico. Surgen así nuevas necesidades para las que ya se piden soluciones. El problema de las caravanas es cada vez más evidente en el municipio sonense, y más concretamente en Portosín, donde los colapsos comienzan a ser el pan nuestro de cada fin de semana, de manera que el alcalde ha añadido la nueva situación a los argumentos a favor de la construcción de la variante de Portosín. Este proyecto viene de lejos, y, desde la llegada del popular Luis Oujo al gobierno de Porto do Son, se ha retomado con intención de sacarlo adelante de una vez por todas.

Por su parte, la patronal noiesa cree que aún es demasiado pronto para valorar la repercusión de la puesta en servicio de la variante en el comercio, pero sí cree que el efecto llamada de la carretera es una oportunidad que Noia debe aprovechar: «La gente empieza a darse cuenta de que estamos a 20 minutos de Santiago, somos la playa de Compostela y eso hay que explotarlo».