Mari Luz Vázquez: «Agradecemos todo o que nos dan, pero nunca é suficiente»

P. G. M. / S. G. CARBALLO / LA VOZ

GALICIA

07 ago 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Mari Luz Vázquez Suárez, de 50 años, vecina de Sofán (Carballo), lleva casi dos décadas cuidando de su madre, Áurea, enferma de alzhéimer. Ella es la que se ocupa de lavarla, llevarla al baño o darle de comer, tareas que realiza sin ayudas y con mucho cariño y paciencia. Ante una nueva tanda de recortes y sufriendo aún las consecuencias de uno anterior, Vázquez teme que le quiten aún más. «Nós agradecemos todo o que nos dan, pero nunca é suficiente», explica esta carballesa, que además cuida del resto de su familia, marido y tres hijos. Hace tres años la avisaron de que el seguro de su madre ya no correría totalmente a cargo de las autoridades, solo el 85% vendría del Ministerio hasta diciembre del 2012, cuando tuvo que abonar el total del seguro, casi 200 euros que se restan a su ya menguada ayuda. Con los recortes, los 495 euros con los que contaba han pasado a ser 420.

Áurea Suárez enfermó prematuramente de alzhéimer a los 57 años, cuando aún se sabía poco de la dolencia. Su hija, que tenía 33 años, pensaba que la enfermedad sería mucho menos de lo que ha supuesto para ella y su familia. «Realmente non son consciente dos cambios que produce a enfermidade, porque vívoa todos os días», explica Vázquez. «Eu cando realmente sufro é cando a vexo mal e non sei que facer». Pero aunque entiende que mucha gente prefiera la ayuda profesional, ella quiere que esté bajo sus cuidados. «Entendo á xente que leva aos seus familiares a residencias, isto é hipotecar a túa vida, pero prefiro que teña os meus coidados, porque sei como era ela antes: familiar, traballadora e quería moito aos nenos», dice. El recuerdo, ese mismo que le falta a su madre, hace que la suya sea una dependencia de la que no puede prescindir. En su día a día agradece mucho la labor que hace por ella y por otros dependientes la Asociación de Familiares de Enfermos de Alzheimer de Bergantiños (Afaber), de la que forma parte y donde realizan talleres para los enfermos y ofrecen ayuda psicológica a los parientes. No opina lo mismo de otras muchas entidades o instituciones: «Nin os de Madrid, nin sequera os médicos, son conscientes do que é esta enfermidade», lamenta Vázquez. «Eles saberán moito de libros, pero pouco saben da miña nai e do que vivimos nós cada día na casa», concluye.