Alfonso Basterra, según Taín: «Maquiavélico, que evitaba las cámaras»

La Voz

GALICIA

«Alfonso aporta seguridad frente a Rosario, que no soporta la presión», explica el magistrado

02 ago 2014 . Actualizado a las 10:38 h.

«Su falta de arraigo es palmaria. Carece de domicilio [...] Carece de recursos, de ingresos y de forma de vida conocidos». Habla el juez de Alfonso Basterra Camporro, bilbaíno de 1964, padre de Asunta y acusado, como Rosario Porto, del asesinato de su única hija. Su falta de arraigo es uno de los motivos de Taín para mantener a Basterra en prisión provisional. Y también que se enfrenta a una «pena elevadísima» y que su huida «solo le supondría beneficios».

A Alfonso Basterra, el juez instructor le concede el papel dominante en la pareja, calculador, seguro de sí mismo y «maquiavélico, que se acopia de información antes de reaccionar». Y considera que sin su participación sería imposible el crimen de Asunta. A él lo relaciona con la compra y el suministro de lorazepam a la niña: «Es sospechoso que las adquisiciones de lorazepam por Alfonso coincidan con las fechas en las que la menor apareció con síntomas de intoxicación [...] Es sospechoso que todos los episodios en los que Asunta aparece bajo los efectos de lorazepam se producen en la vivienda de Alfonso». En su piso se produjo la última comida de la niña. Cocinó él un revuelto de champiñones. Luego, madre e hija abandonaron el piso y él se quedó. Al menos eso declaró.

En el auto con el que se despide de su caso más mediático, el juez Vázquez Taín sostiene que «son varios los indicios» que apuntan a que Alfonso Basterra salió de su domicilio la tarde del crimen, el sábado 21 de septiembre del 2013, porque fue visto en la calle por una testigo «totalmente creíble». Otro indicio son sus versiones varias para justificar su principal coartada, que no salió del piso: «Que había estado recogiendo la cocina, luego durmiendo la siesta y luego preparando la cena. Al hacerle ver que la cocina estaba totalmente recogida, cambió su versión y comenzó a incluir lectura y siesta, hasta terminar indicando que estuvo cocinando albóndigas».

Los episodios con las cámaras de seguridad también dibujan dos personalidades bien distintas. Rosario aparece como una mujer despistada y descuidada, a la que varias cámaras graban con su hija en el Mercedes y después regresando sola a su piso de Santiago. Pero el juez muestra a Basterra como alguien mucho más precavido. No fue grabado ese 21 de septiembre por ninguna de las 37 cámaras intervenidas en Santiago «porque Alfonso sí trató de evitar dejar indicios». Según el último auto de Taín sobre este crimen, «Alfonso salió de casa evitando las cámaras de seguridad, y trasladó a Asunta hasta el vehículo que Rosario sacaba del garaje». Y Taín aun sospecha más de Basterra: «Las cámaras no son claras respecto al asiento de atrás del vehículo, y podría ir Alfonso».

«Parece que crea una coartada»

El instructor concede el dominio de la situación a Alfonso Basterra en distintas fases. Una de ellas la que se produce durante el primer registro en la casa de Teo: «Alfonso aporta seguridad frente a Rosario, que no soporta la presión». Pero añade más, como en sus explicaciones de lo que iban a hacer la noche del crimen: «No habiendo planes, las llamadas de Alfonso parecen realizadas para tener coartada», o sobre lo que hizo Basterra antes de ir a la comisaría a denunciar la desaparición de su hija: «Alfonso baja a la calle y pasa reiteradas veces, parándose incluso, delante de la cámara de seguridad situada al lado de su casa». En eso el juez cree que Basterra, «nuevamente, parece que está creando una coartada». Y también cuando Basterra sale de la comisaría de Santiago antes que su mujer y dos policías con «una excusa para ir a su casa». Dice el juez: «Nuevamente vemos a Alfonso tratando de asegurarse impunidad, frente a Rosario, que no acierta a ello».