Los jubilados de la flota noruega animan a denunciar al país nórdico

Marcos Gago Otero
marcos gago PONTEVEDRA / LA VOZ

GALICIA

Ricardo Lustres y Mario Poceiro, de la asociación Long Hope, lideran la reivindicación de su paga.
Ricardo Lustres y Mario Poceiro, de la asociación Long Hope, lideran la reivindicación de su paga. capotillo< / span>

Lamentan su desamparo y la inhibición de instituciones españolas y la UE

28 jul 2014 . Actualizado a las 11:29 h.

Agotada la paciencia y la vía administrativa, a los marineros gallegos jubilados de la flota de Noruega -unas diez mil personas- solo les queda hacer una demanda contra el Estado nórdico para conseguir que se reconozcan sus derechos a percibir una pensión por los años que cotizaron antes de 1994 en ese país, o la devolución del dinero que ingresaron en sus arcas. Los directivos de la asociación que los agrupa, Long Hope, con base en la localidad pontevedresa de Portonovo, animaron a los afectados a participar en la demanda contra Noruega y a no tirar la toalla para que se cumpla lo que consideran que es una causa de «dereitos humanos».

Su presidente, Ricardo Lustres, explicó su situación y su malestar al mirar para atrás y la falta de apoyos concretos de los políticos a sus peticiones: «Levamos seis anos desamparados e non sabemos a quen recorrer xa, España, a UE, a Xunta e agora a Defensora del Pueblo tan so tiveron para nós boas palabras».

La carta de Soledad Becerril fue el último clavo del ataúd de la vía administrativa y política que creían que debía solucionar su caso. Entienden que faltó voluntad política a los responsables tanto españoles como europeos y pusieron su esperanza en la institución de la Defensora del Pueblo, pero tampoco consiguieron su objetivo, porque el expediente de su queja se archivó. En su misiva, Becerril señaló que Noruega argumenta que, desde la perspectiva jurídica, «no existía obligación vinculante de reconocer pensión o devolver impuestos a los marineros afectados». Aunque se indica que España seguirá insistiendo, todo está en manos de Noruega, que difícilmente cambiará de postura y cederá voluntariamente. Le costaría bastante dinero pagar esas pensiones y los nórdicos no parecen dispuestos.

El secretario de Long Hope, Mario Poceiro, indica que no es que ellos no pagasen los impuestos que les exigía Noruega cuando trabajaban en su flota antes de 1994, sino que como lo hacían en barcos, aunque en aguas nórdicas, y no en tierra, no se les reconoció la residencia. Es decir, pagaban impuestos por unas prestaciones que cuando se jubilaron se les negaron y si no los abonaban no les dejaban trabajar.

Fracasada la vía política, solo queda la judicial. Pero esto tiene un coste. Cada afectado tiene que presentar una demanda individual contra Noruega en un tribunal de ese país. Si fallan a su favor, todo estaría solucionado, y si no, resalta Lustres, «iremos ao Tribunal de Estrasburgo», donde confían en que sí ganarían.

El problema es que para muchos el coste de la demanda es demasiado alto y por eso han pedido el apoyo económico de 17 concellos y la Diputación, y a sus socios que contacten con ellos para organizarse en la demanda.