Solo dos vías de pago de Cataluña recaudan más en sus cabinas que Audasa en la AP-9

s. lorenzo SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

La caída de tráfico merma unos ingresos que en el 2009 llegaron a 156 millones

16 jul 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

El negocio de las concesionarias de autopistas avanza viento en popa. La crisis ha ralentizado esa evolución, por la merma en el número de desplazamientos por el recorte de la actividad económica y la sangría en el empleo, pero los números siguen acreditando la salud de un sector blindado por los contratos concesionales. En el caso de la primera vía de pago gallega, los resultados de Audasa mantienen la AP-9 como una de las autopistas más rentables de España. Solo dos de Cataluña, una comunidad que casi triplica la población de Galicia y que cuyo PIB per capita medio supera al gallego en más de 6.000 euros al año, obtienen una recaudación mayor por peajes que la concesionaria de la AP-9.

La empresa que gestiona la autopista en la que, a cambio de ampliar trazados, el Gobierno Aznar prolongó hasta el 2048 un negocio privado que expiraba en el 2023 alcanzó su techo de ingresos en el 2009, con 156,2 millones. Desde entonces, el descenso de tráfico, con 6.000 vehículos menos en la media diaria de la AP-9, ha recortado la recaudación al entorno de 110 millones anuales (54,4 en el primer semestre del 2013). Esa coyuntura es general en las 28 autopistas españolas, y ninguna escapa a su impacto.

Según una comparativa con datos del 2011, ejercicio en el que la vía de pago que vertebra el corredor atlántico gallego reportó 144,9 millones a la empresa que lo explota, solo las autopistas Montmeló-La Junquera (178,8 millones) y Barcelona-Tarragona (163,6) superaron la recaudación de la AP-9 ese año. Son viales con un trazado sensiblemente inferior al gallego (136 kilómetros en el primer caso y 100 en el segundo, frente a los 220 que separan Ferrol de Tui), pero que tienen una densidad de tráfico mucho mayor. Por la autopista Montmeló-La Junquera transitaron 41.656 vehículos diarios de media en el 2011; y por la que conecta Barcelona con Tarragona, 51.856. En cambio, la AP-9 atendió ese año a una media de 24.711 usuarios.

La autopista que más se asemeja a la gallega, tanto por longitud de su recorrido como por su tráfico, es la que comunica Tarragona con Valencia. Con 5 kilómetros más de trazado y 6.000 vehículos menos al día, la concesionaria de esa vía recaudó por peajes 128,9 millones en el 2011, 16 menos que Audasa en la AP-9.

En 10 años, 1.400 millones

El Gobierno se ha encargado de engordar estos ingresos con subidas tarifarias que han amortiguado el efecto de la pérdida de clientes. Con la única excepción del 2010, cuando Fomento impuso una congelación en los peajes que se tradujo en un alza de tan solo 0,07 puntos, la actualización media de las tarifas ha sido cada ejercicio notablemente superior a la evolución del IPC. En la AP-9, subieron desde el 2003 más de un 57 % por encima de ese índice, con 1.434 millones recaudados en cabinas hasta julio del año pasado.

El negocio tiene el blindaje de la ley de concesiones. Las empresas solo rebajan peajes si paga el Estado. Y en Galicia invierte menos.