Una carretera pensada para los ciclistas pero con un carril bici que es una trampa

C. P. VIGO / LA VOZ

GALICIA

23 jun 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

La carretera provincial PO-325 es la más utilizada en el entorno de Vigo por los ciclistas de todo el área urbana. Conocido como la autovía por haberse construido sobre vía del tranvía, el vial que une por la costa Vigo y A Guarda fue sometido a cierta remodelación en el 2010 tras ser objeto de dos proyectos diferentes. La Xunta anunció su ampliación durante el gobierno del bipartito para dotarla de carriles bici en los dos sentidos y aceras. Las necesarias expropiaciones de terrenos generaron un amplio rechazo de los afectados, avalado por el PP entonces en la oposición. Pese a estar adjudicado, los populares variaron el diseño para reducir su ancho y minimizar las afecciones entre Vigo y Nigrán de unos terrenos que en muchos casos han sido apropiados por los residentes para ampliar sus fincas y viviendas al quedar sin actividad la línea del tranvía a finales de los años sesenta.

La inclusión de un carril bici en el ancho original de la carretera es para los ciclistas una peligrosa trampa, dada su estrechez (en algunas zonas apenas llega al metro), su separación de la calzada mediante marcos de goma con reflectores o incluso con zócalos de cemento, y la inmensa cantidad de entradas y salidas de fincas y garajes a lo largo de su trazado.

Sin mantenimiento

Los ciclistas profesionales y los que circulan en grupo evitan circular por el carril pues a sus malas características añaden su escasísimo mantenimiento. «Hay coches aparcados, contenedores, y en muchas zonas está lleno de tierra y cristales que causan reventones y nos hace salir disparados hacia la carretera, por eso evitamos el carril», señala Francisco Villanueva, presidente de la Federación Gallega de Triatlón que considera muy peligroso el vial.

El resultado final del proyecto en el que se invirtieron 36 millones de euros fue objeto de numerosas protestas por parte de los ciclistas y cicloturistas, como antes los propietarios de fincas y viviendas habían llevado a cabo incluso con ataúdes para advertir de la peligrosidad de un carril bici aunque se llegase a aumentar el ancho del vial.