Mar dice que la vigilancia a los furtivos ya es intensa en Boiro

María Hermida
María Hermida RIBEIRA / LA VOZ

GALICIA

La Policía Autonómica tiene constancia de que personas que compran bivalvo a ilegales llegaron a poner anuncios

23 may 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Tras hacerse público que personas que compran marisco a furtivos tienen la osadía de colgar carteles anunciando su actividad en Boiro, algo que evidencia hasta qué punto está al orden del día del furtivismo en la comarca de Barbanza, tocaba preguntar a la Consellería de Mar si está buscando algún tipo de solución. La respuesta no promete demasiado. Desde el departamento de la popular Rosa Quintana indicaron que la vigilancia ya es intensa en esta zona y que se ha reforzado con la colaboración de los cuerpos y fuerzas del Estado. Pero, pese a ello, los ilegales continúan campando a sus anchas en las concesiones de la cofradía de Cabo de Cruz, la única del litoral boirense, a plena luz del día.

Efectivamente, tal y como dice Mar, es cierto que la vigilancia a los furtivos suele ser intensa en Boiro. Hay semanas en las que los agentes de la Policía Autonómica desembarcan todos los días, e incluso noches, en los arenales. De hecho, en lo que va de año se han puesto en la comarca mil denuncias a ilegales y la gran mayoría han sido en el término boirense. ¿Pero de qué han servido? Los furtivos vuelven a las playas en cuanto los agentes se dan la vuelta. Y varias mariscadoras insistían ayer en que se jactan de las infracciones que les ponen. «Sempre nos din que non lles importa que os multen, que total non teñen nada de onde sacarlles os cartos. Así que tanto lles ten», indican las productoras.

Ayer, Mar no valoró directamente el hecho de que un comprador que no tiene problema en adquirir almeja a furtivos llegue a anunciarse como si se tratase de algo perfectamente legal. Dijo que oficialmente la Cofradía de Cabo de Cruz no le había comunicado nada. Aún así, la Policía Autonómica tiene constancia de este asunto y está ya tras él.

Mientras tanto, en los arenales de Boiro continúa la misma estampa. El número de furtivos que trabajan en la zona es tan alto que incluso hay rivalidad entre ellos, sobre todo, entre las personas que son del municipio y las que llegan desde otros puntos de la comarca para dejar limpias las playas de bivalvo e incluso cría.