Doris Sánchez Matos: «Voté a Rajoy, Feijoo y Conde Roa, pero denuncié por indignación»

Doris Sánchez Matos (República Dominicana, 1957) se casó con un gallego en su país de origen y se vino a vivir a Galicia hace doce años. Su vida patinó tras un divorcio tormentoso que la dejó en una situación muy delicada, con escasos recursos y a la espera de cobrar la liquidación de sus bienes gananciales, un martirio judicial de seis años del que se suele desquitar escribiendo en su blog y enviando cartas a medios de comunicación. «A pesar de todo, creo en la Justicia», afirma esta mujer licenciada en Derecho, en paro desde hace cuatro años y que pidió ayuda en repetidas ocasiones a los servicios sociales del Ayuntamiento de Santiago y de Ames, donde vive ahora. El sábado 29 de junio del 2013 leyó en La Voz de Galicia que el gobierno local había acordado pagar la defensa legal de un edil imputado en la operación Pokémon. El domingo 30 escribió en su blog personal una entrada titulada Uso y abuso del poder que todavía se puede consultar. El lunes redactó sus motivaciones en dos folios, adjuntó el recorte del periódico y el martes 2 de julio registró en la Fiscalía una petición de investigación.

-¿Por qué lo hizo?

-Por rabia e impotencia, porque lo considero un abuso de poder. Es indigno que se use el dinero público para beneficiar a un presunto corrupto, imputado, que cobra un sueldo y que puede pagarse el abogado que le dé la gana. Con la cantidad de corruptos que hay no me encajaba jurídicamente que un político imputado pueda pagarse la defensa con el dinero de todos.

-¿Le ayudó alguien o le sugirieron que pusiese la denuncia a cambio de algo?

-Nadie me ayudó y no recibí nada, lo juro. Ni mi familia sabía nada.

-¿Sabe por qué se lo pregunto?

-Me imagino que es por las insinuaciones de Reyes Leis (teniente de alcalde en el gobierno de Ángel Currás) de que detrás de la denuncia particular había intereses políticos. Algunos hubieran sido más felices si estuvieran ahí el PSOE o el BNG, pero no hay nadie. Soy apolítica, detrás de mí no hay nadie, y por supuesto no recibí nada a cambio. Alguien, un anónimo, lo ha insinuado el pasado 1 de marzo en un foro de un medio de comunicación, y lo he llevado a la Justicia [muestra al redactor la denuncia] pero no han podido averiguar quién ha sido. Solo han conseguido saber el correo electrónico al que iban vinculados estos comentarios falsos.

-¿Ha tenido contactos con políticos o con algún colectivo antes o después de la denuncia?

-Yo era simpatizante del PP. Voté a Rajoy, Feijoo, Conde Roa, y anteriormente también a Sánchez Bugallo (exalcalde socialista), pero denuncié el caso por indignación. Incluso escribí una vez un artículo sobre Ángel Currás y él mismo me lo agradeció personalmente.

-Entonces sí habló alguna vez con el alcalde.

-Fue en un acto social en el 2012. Coincidimos y aproveché para comentarle las dificultades por las que estaba pasando. Meses después, tras muchos intentos, conseguí que me atendiera en el Concello. Fueron cinco minutos en los que me sugirió que me dirigiera a los servicios sociales sin hacerme mucho caso. Salí disgustada de aquel encuentro.

-¿Intuía las repercusiones de su denuncia?

-Yo presenté la denuncia y seguí con mi vida, buscando empleo. Estuve atenta a la prensa, como siempre, y meses más tarde leí que imputaban a los siete concejales. Me llegó una carta que decía que se archivaba el caso y me personé en los juzgados, y allí me explicaron que mi denuncia se archivaba, pero que la Fiscalía seguía adelante con ella.

-¿Sabe que si el juez dicta contra los ediles se tendrán que ir?

-Que se vayan. Ellos dicen que siguen trabajando por el bien de Santiago y no dimiten, pero no creo que ni Santiago ni Galicia tengan que aguantar a políticos que están de acuerdo con que se rescate a la banca y a las autopistas y no a las personas.

-¿Está satisfecha con el recorrido de su denuncia?

-Sí, pero no por la foto de los siete concejales en la prensa, como dice Reyes Leis. Mi único beneficio es verlos en el banquillo humanizados, que entiendan que el político llega a los cargos para servir, para mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos, sobre todo de los que menos tienen. ¡Para servir, no para servirse! Que no lo olviden.

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