«Ya se decía en el 2000 que Bergantiños tenía un chino que le hacía los cuadros»

Tamara Montero
tamara montero REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

<span lang= es-es >Un hombre de arte</span>. Bergantiños compró «Art Notes» en los 90 y habría fichado al chino Qian (izquierda) en los 80.
Un hombre de arte. Bergantiños compró «Art Notes» en los 90 y habría fichado al chino Qian (izquierda) en los 80.

El pintor Eduardo Fernández Rivas mantuvo tres encuentros con el marchante de arte gallego detenido el viernes en Sevilla

21 abr 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

El pintor sadense Eduardo Fernández Rivas conoció a Carlos Bergantiños en 1997. Se lo habían presentado en Nueva York cuando él buscaba galería para exponer en la ciudad de los rascacielos. Aunque hubo tres reuniones con el lucense detenido en Sevilla (que ya ha pasado a disposición judicial), la colaboración no cuajó. La intuición -«los encantamientos no me sugieren nada bueno», dice- y las «condiciones abusivas» que le proponía Bergantiños hicieron que Fernández Rivas decidiese seguir buscando, y en 1998 expuso por primera vez en Nueva York. «No he vuelto a verle ni a tener relación con él», explica, aunque sí es cierto que en viajes posteriores recuerda el comentario que había en el mundillo artístico estadounidense de que tenía «un chino, que era el que hacía los cuadros». Eran los primeros años de la década del 2000. Trece años después, Glafira Rosales confesaba el fraude.

Precisamente, y según el fiscal del estado del sur de Nueva York, Pei-Shen Qian había sido el encargado de reproducir en su casa de Queens los cuadros que luego Glafira Rosales -la pareja de Bergantiños- vendía como auténticos a las galerías de arte poniendo como cebo a clientes que querrían permanecer en el anonimato. El «novio» -así lo identifica la sentencia de Rosales- calificado de co-conspirador sería quien fichó a Qian y el que en ocasiones habría firmado los cuadros con los nombres de pintores del siglo XX, además de darles una pátina para que pareciesen antiguos. Qian, en una entrevista que concedió a Bloomberg Bussinesweek tras destaparse el escándalo, negó saber que los cuadros se usaban en una trama fraudulenta, y afirmó, usando una metáfora, que él había creado un cuchillo para cortar fruta, y que era injusto culparlo si alguien lo utilizaba para matar. De hecho, no es ilegal copiar cuadros. Solo lo es venderlos como auténticos.

Conexiones con Galicia

Aunque hacía décadas que se había ido a vivir en Nueva York, Bergantiños mantenía una estrecha relación con su tierra natal e incluso llegó a dar oportunidades a nuevos artistas lucenses, algo que recordaba levemente a sus inicios. Comenzó a trabajar para un judío dueño de una galería de arte, que al morir se la dejó en herencia, según informa A. Grande. Gracias a Bergantiños se trasladaron a Estados Unidos Quique Bordell y Antonio Murado, que pintaron bajo su protección. El primero regresó a Lugo a los seis meses, mientras que el segundo se independizó de Bergantiños y continuó con su carrera en Estados Unidos. Además, era el editor de la revista Noticias de Arte / Art Notes, que adquirió en los 90 al cubano de ascendencia gallega Florencio García Cisneros. Hacia el 2006 cedió el uso del nombre de Art Notes a la revista que lleva el mismo nombre y que estuvo en activo en Compostela hasta el inicio de la crisis.

Su director, Manuel Nieto, explica que la única relación que unía a Bergantiños con ellos era que había cedido el uso del nombre Art Notes.