Sin un pronunciamiento oficial, los mensajes que dimanan de Fomento permiten afirmar que a mediados de 2015, año doblemente electoral, viajaremos en tren de Galicia a Madrid en unos 40 minutos menos que en la actualidad, pues se abrirán al tráfico 96 kilómetros de la nueva línea de alta velocidad entre Olmedo y Zamora. En ese momento, el 58 % de la línea ferroviaria entre Santiago y Madrid estará construida, aunque no completamente habilitada para que circulen por ella los verdaderos trenes de alta velocidad. También será historia la obsoleta, incómoda y lenta inversión de marcha en Medina del Campo.
Desde Zamora hasta Madrid utilizaremos 230 kilómetros de vía de ancho europeo, con la particularidad de que 70 de ellos entre Coreses y Medina se recorrerán utilizando una sola vía, pues Fomento, para optimizar sus inversiones, así lo ha decidido. Debemos preguntarnos si ello supone alguna limitación para el buen servicio de la línea y sobre todo para la seguridad de las circulaciones. La seguridad no sufrirá ninguna merma si, y solo si, la línea se construye completa con las dotaciones previstas en el proyecto de Instalaciones de enclavamiento, sistemas de protección del tren, control de tráfico centralizado, telecomunicaciones fijas, GSM-R e instalaciones de protección y seguridad en el tramo Olmedo-Zamora. El caso de Angrois debería disuadir a los responsables de Fomento de jugar con fuego una vez más.
En cuanto al servicio, podemos estar tranquilos por el momento: la circulación de 4 trenes diurnos de ida y otros tantos de regreso a Galicia, pues solo una mayor reducción de tiempos exigiría su incremento, y el razonable establecimiento de un par de Avants de ida y de vuelta entre Zamora y Madrid, totalizarán unas 12 circulaciones por el tramo de vía única. Este tráfico ocupará la vía única un máximo de seis horas al día entre las 7 y las 10 de la noche, quedando la vía disponible el 60 % restante de la jornada. No parece un problema.