El dilema del violador del estilete, la doctrina Parot y la reinserción

GALICIA

Lo ocurrido con Vidal Anido reabre el debate sobre cómo actuar con los que han cumplido su condena pero tienen alto riesgo de volver a cometer delitos

20 abr 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

La sentencia de la Gran Sala del Tribunal Europeo de Derechos Humanos de 21 de octubre de 2013 que tumbó la doctrina Parot ha conmocionado a la sociedad española como ninguna otra resolución judicial. Juristas de distintas sensibilidades la han puesto de vuelta y media y otros la han defendido. El caso del violador del estilete reabre la polémica. Félix Vidal Anido quedó en libertad gracias a la resolución europea. Fue detenido el 11 de abril acusado de coacciones. El fiscal lo califica de «psicópata» y defiende tajantemente que continúe en prisión.

Hay quienes dicen, como el magistrado Prado Lema, que «los derechos humanos son para todos, también para quienes los pisotean: para los asesinos más terribles, para los etarras o los violadores». Y otros, como el abogado penalista Rubén Veiga, que son de los que creen que «por encima de todo debe velar la seguridad de los ciudadanos sobre la libertad concreta de un individuo condenado a una larga pena que de pronto se ve en la calle por una doctrina jurídica y no por un contrastado y palmario arrepentimiento», como es el caso del violador del estilete.

El juez -los hay que opinan lo contrario- cree que «no se puede endurecer una pena de cárcel a posteriori». Recuerda que cuando esos presos cometieron sus horribles crímenes, «el Código Penal español era el que era. Lo máximo que podías estar en la cárcel eran 30 años y sobre ese plazo se aplicaban los beneficios penitenciarios».

El abogado Rubén Veiga sostiene que si un reo no se reeduca durante muchos años en prisión, «muchas dudas alberga el principio de reinserción carcelario». Es un letrado que apoya la prisión permanente revisable para evitar este tipo de situaciones como la vivida en Lugo.

Otro jurista, el abogado Manuel Perdiguero, defiende la doctrina Parot y les pregunta a quienes la critican si lo que quieren es la cadena perpetua. Dice así: «Con Parot o sin él, el violador del estilete tendría que salir algún año de prisión. Iba a hacer lo mismo ahora que dentro de cinco años». Por eso está convencido de que el sistema judicial ha de trabajar en otros aspectos, como la prevención, la reinserción o la vigilancia una vez que abandonan la prisión. No se trata tanto de mantenerlos en prisión cuatro o cinco años más a esos delincuentes con gravísimos delitos, sino saber qué hacer con ellos dentro y fuera de la cárcel».