Secuestran a un coruñés a quien culpaban de un robo y le aplican descargas eléctricas

Alberto Mahía A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

El joven de 29 años permaneció durante siete horas en el garaje de un chalé de O Pedrido, atado de pies y manos a una columna mientras le torturaban

17 abr 2014 . Actualizado a las 14:57 h.

Solo estuvo secuestrado siete horas. Pero para el retenido fue como una vida entera. Mucho peor que un mal rato. Fue terrorífico. Este coruñés de 29 años permaneció durante su cautiverio en el garaje de un chalé de O Pedrido -supone que fue ahí- atado de pies y manos a una columna soportando las peores atrocidades. ¿Por qué? Pues porque el hombre que supuestamente lo asaltó en la calle, lo invitó a subir al coche e inmediatamente le clavó un cuchillo para luego torturarlo mientras fumaba cigarrillos estaba convencido de que la víctima era la persona que le había robado en su casa. Le apretó tanto y con tan atroces medios que el joven terminó asumiendo ser el ladrón, según relató ante la policía, a la que acudió nada más recobrar la libertad, mientras el presunto secuestrador era enviado a prisión por el juez.

Así fue cómo contó la víctima lo que le hicieron: salió del trabajo sobre las ocho de la tarde del pasado día 8. En eso se encontró con el supuesto secuestrador, al que conocía por tener un amigo en común. El otro lo invitó a subir al coche para acercarlo a casa, y nada más montar le clavó un cuchillo y lo redujo con bridas en pies y manos. A los mandos del vehículo, un compinche. Lo obligó a tirarse al suelo. Pero de vez en cuando podía mirar por dónde iba. Apreció el puente de O Pedrido (Bergondo) y muy cerca lo introdueron en el garaje de una casa. El conductor se fue y quedó solo con el raptor. Este lo ató a una columna y ahí empezó el infierno. Tras aplicarle descargas eléctricas, sacó un móvil y lo grabó. Le exigió que confesase el robo en su casa. Al principio, el joven lo negó. Pero terminó asumiéndolo en un intento desesperado de que lo dejase libre. No lo dejó. Continuaron las torturas, como más descargas y golpes por todo el cuerpo. Luego, el secuestrador cogió un martillo y acercó el mango al trasero de la víctima mientras seguía grabándolo todo. Lo amenazó con sodomizarlo. Hasta que a las dos y media de la madrugada, el secuestrador volvió a llamar al conductor. Le pidió que regrese a la casa. Lo introdujeron de nuevo en el coche y lo amenazaron con matarlo si contaba algo a la policía. Lo dejaron en el mismo lugar donde lo raptaron. La víctima se apresuró a ir a curar sus heridas al hospital y luego a la policía.