Su rostro reflejaba el lógico cansancio tras 48 horas en el calabozo del cuartel de la Guardia Civil de Carballo. Eso sí, fue muy amable con los medios de comunicación presentes en la puerta del juzgado. «Usted cumpla con su trabajo. Por mí no hay ningún problema», le dijo a un fotoperiodista de La Voz mientras posaba. Para José Cores Rodríguez fueron días complicados y de mucha incertidumbre. Esperó en el juzgado a su hija, que lo vino a recoger en un vehículo. En una de sus manos Cores Rodríguez portaba una bolsa de plástico con sus pertenencias. Su abogada le dio unas indicaciones. Él se mostró tranquilo: «Estoy de maravilla dentro de lo que cabe. Me dijeron que quedaba libre, aunque por el momento van a seguir investigando. Esto no se va a terminar ni en un año, ni en dos, ni en tres, ni en cinco, ni en seis», dijo. «En el momento en que encuentren algún indicio, sea mío o sea de quien sea, lo meterán en el caso desde luego», añadió. Apuntó que estaba «fastidiado» dentro de la alegría por verse libre con cargos: «¿Cómo estarías tú si te meten una culpa así...? Es una cosa horrorosa». Y añadió: «Si fuese una pelea con un compañero... Pero una madre no, no se puede».
Sobre la declaración de una hora ante la jueza, José Cores respondió: «La jueza me preguntó cómo fue la cosa. Estuve dos días allí [se refiere al cuartel de la Guardia Civil de Carballo]. Me hicieron análisis de todo... De ropa, de todo. Cuanto quisieron. Vinieron de A Coruña a hacerme todo lo que tenían que hacerme», apuntó.
Cores asegura que desconoce qué le ocurrió a su madre: «Si lo supiera ya estaba todo el problema resuelto. Son cosas que te pasan». Negó tener relación alguna con su muerte: «No sé lo que pasó con mi madre».