Los peregrinos tienen problemas para sellar la credencial al hallar cerradas las iglesias

Lucía Rey
lucía rey LUGO / LA VOZ

GALICIA

El Xacobeo no ha firmado el convenio para contratar a los guías que las abren

16 abr 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Faltan veinte minutos para la una de la tarde cuando Tibor llega con su mochila a la espalda, y tras una caminata de varias horas, a la iglesia de Santa Mariña, en Sarria. Quiere sellar la credencial que certifica su marcha hacia Compostela, pero la puerta de este templo del Camino Francés está cerrada a cal y canto. Y no es una excepción. «Todas las iglesias pequeñas están cerradas. Solo encontré abierta la de O Cebreiro y el monasterio de Samos», lamentaba ayer este peregrino húngaro de 35 años que inició en León un itinerario que espera acabar el domingo en Santiago. A estas alturas de abril, los guías que se ocupan de abrir las iglesias para atender a los caminantes continúan en el paro porque la empresa pública que gestiona el Xacobeo todavía no ha firmado el convenio anual que permite a las diócesis contratar personal en los meses con mayor afluencia de visitantes.

«Estamos muy enfadados. Que las iglesias del Camino estén cerradas es una vergüenza y un perjuicio para todos. Para la Iglesia, porque lo primero que hacen los peregrinos es despotricar contra ella. Para la Xunta, para los ayuntamientos y para las empresas, porque mueve mucha gente, mucho dinero, mucha promoción... Y para nosotros, que estamos sin contrato», relató uno de los cuidadores afectados, que ayer a mediodía colgó en Santa Mariña un cartel, escrito en castellano y en inglés, en el que se informa de que hasta que no se «regule la situación laboral» de los trabajadores, no se atenderá a los peregrinos ni se «servirán» credenciales. El folleto también anima a los caminantes a presentar quejas en las páginas web de la Xunta y del Obispado de Lugo. «Lo lamentamos profundamente y te rogamos comprendas», añade.

Algunos caminantes esperan a la misa -a diario es a las seis, y los domingos y festivos a las doce- para preguntar al sacerdote si pueden sellar la credencial. «Tendría que haber una persona fija para hacerlo», señaló el gerente del albergue O Dormiñento, Jorge Urrutia.

«Hasta en Dios se recorta»

Doce kilómetros antes, en el municipio de Samos, los peregrinos que pasan por la capilla de O Ciprés ni siquiera son informados con un cartel. Nadie se encarga de abrir esta hermosa ermita prerrománica construida en el siglo IX, aunque los baños públicos que hay junto a ella si están operativos. Y otro tanto ocurre en la iglesia de San Nicolás, en Portomarín. «Non están postos nin os horarios das misas e os peregrinos teñen que andar preguntando, cando normalmente en Semana Santa xa a tiñan aberta», explicó la encargada de la tienda Moni Moni, Mónica Rivas. «Hasta en Dios se recorta», bromearon a la entrada de la localidad Fran, Julián y Manu, dos andaluces y un extremeño que esta semana hacen el Camino en bicicleta.