Las Fuenteovejunas gallegas: cuando todos están con el acusado

maría cedrón REDACCIÓN / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

JOSÉ PARDO

Estrategia legal, identificación con el procesado o razones antropológicas pueden explicar por qué un pueblo se vuelca con el que aún ha de rendir cuentas al juez

15 abr 2014 . Actualizado a las 12:02 h.

Decenas de vecinos de Pontedeume salieron a la calle el 5 de abril para apoyar a José Agustín Fernández Carpente y a su esposa, María del Carmen Fonte. Él estaba acusado de matar en julio del 2011 a un menor que había entrado en su casa. Ella estaba imputada como coautora. El viernes un jurado popular los declaró no culpables por unanimidad. Pero en todo momento estuvieron arropados por los vecinos de su pueblo e incluso por la Fiscalía, que, igual que la defensa, pedía que los dejaran en libertad.

No es el único caso en el que el clamor popular se vuelca con un procesado. Hace poco más de un año, en el concello lucense de Baralla, el pueblo de Piñeira se volcó con uno de sus paisanos, Eladio Fernández, acusado de tentativa de homicidio y tenencia ilícita de armas. En ese caso hasta crearon una plataforma, Eladio, estamos contigo. ¡Isto víase vir!, elaboraron un blog y una página en Facebook y abrieron una cuenta bancaria para recaudar fondos con los que pagaron la fianza de 6.000 euros que le había impuesto el juez. Ahora está pendiente de su juicio. Una respuesta parecida fue la que hubo también en el concello lucense de O Páramo en el 2009 cuando decenas de vecinos salieron a la calle para apoyar a Benjamín Santas, acusado de homicidio después de dar muerte a un vecino que se había presentado en su casa amenazante y de malos modos cuando estaba cuidando de sus nietos. El hombre, fallecido hace unos meses, fue absuelto en un juicio que se celebró en febrero del año pasado.

La pregunta es por qué se producen este tipo de fenómenos en los que la mayoría están de parte del procesado y en los que el grupo, al estilo de Fuenteovejuna, trata de hacer fuerza para lograr que sea absuelto. Desde el punto de vista del derecho penal, el abogado criminalista Manuel Ferreiro apunta que pueden ocurrir bien cuando «hay un estado de inseguridad en la zona en la que se produce el presunto delito o cuando la gente tiene una sensación de inseguridad o desamparo permanente». Pero da otra clave: el uso que los letrados pueden hacer de ello. «A nivel legal esto suele utilizarse en los casos en los que hay un jurado popular para buscar una sentencia que de otro modo quizá no lograrían, en casos en los que piden un indulto...». De lo que duda es que este tipo de movimientos o estrategias surjan «de un modo espontáneo».

Pero Carmen Lamela, doctora en sociología y profesora de Sociología Urbana de la Universidade da Coruña, analiza el asunto desde una perspectiva académica y sociológica. Dice que este tipo de casos «son raros» porque van contra la tendencia general de la opinión pública de hoy en día. «Son contrarios a lo que se conoce como populismo punitivo que predomina y que se caracteriza por una mayoría ciudadana que piensa que se castiga poco el delito. En cambio, en estos casos la queja es por el exceso de pena o de celo ante faltas o agresiones que se ven como justificadas», explica.

Además, alega que al contrario de la tendencia a defender a la víctima reconocida, el clamor popular aquí las está desestimando. E incluso recuerda que van contra la tendencia mayoritaria de los españoles a rechazar la participación en un jurado popular por entender «que no están capacitados para ello».

Dado que se trata de casos «extraños» basándose en lo que indican las estadísticas o estudios realizados, esta especialista apunta que cada caso debe analizarse para ver por qué el procesado logra el apoyo ciudadano a nivel local. «Lo que está en juego es cómo la gente evalúa y define las características del caso y de cada una de las partes, para que de ello resulte que se solidarizan emocionalmente con la parte agresora con la que de una u otra manera se ven identificados», explica también.

Además, puede hacerse un análisis antropológico. «En esa ciencia se ha dicho que la violencia es cosa de tres: agresores, víctima y testigos. Estos últimos son ciudadanos que juzgan los hechos en base a las versiones que escuchan. Cuando son casos cercanos, les llega más fácilmente la historia de los hechos que relatan los vencedores, a los que conocen directamente, y son capaces de rechazar otros argumentos que les puedan llegar, por ejemplo, a través de la prensa», añade.

¿Por qué se produce el fenómeno fuenteovejuna?

«A nivel legal, esto suele usarse en los casos en los que hay un jurado popular»

Son movimientos que van contra la tendencia general de la opinión pública