Las rumanas explotadas en Ferrol costaron entre 3.000 y 6.000 euros

Francisco Varela FERROL / LA VOZ

GALICIA

Agentes de la Policía Nacional trasladan a uno de los detenidos durante los registros.
Agentes de la Policía Nacional trasladan a uno de los detenidos durante los registros. José Pardo< / span>

Solo una de las cinco quiere regresar a su país y todas niegan maltrato

09 abr 2014 . Actualizado a las 12:47 h.

La comparecencia ante la jueza instructora dio ayer un vuelco a la versión policial sobre la supuesta esclavización en la zona de Ferrol de cinco chicas rumanas, todas menores excepto una de ellas. Estas rechazaron los malos tratos que recogen los informes de los agentes de Extranjería, que hablan incluso de que fueron compradas en la comunidad gitana de Rumanía.

La magistrada Margarita de Ron Cambón, titular del Juzgado de Instrucción número 3 de Ferrol, había citado a los tres abogados de la defensa y la fiscala que se ocupa del asunto para tomar declaración a las víctimas y que quedase ya como prueba preconstituida para el futuro juicio contra los supuestos explotadores y que pudiesen regresar a su país. Pero solo una de ellas expresó su voluntad de retornar. Las restantes, con edades entre los 14 y los 17 años y con bebés de corta edad, dijeron que querían volver a sus casas con los que, supuestamente, las obligan a mendigar y castigan con palizas si no recaudan entre 30 y 40 euros diarios.

De lo declarado se extrae que quienes las trajeron a España pagaron por ellas entre 3.000 y 6.000 euros, según el caso. Para la policía fue literalmente una compra de un ser humano, pero ellas sugieren que es la tradicional dote en el mundo gitano de su país. El padre cobra esta cantidad al hombre que se la lleva, y esto ocurre cuando tienen 14 años o menos. Previamente se pone en circulación en los colectivos gitanos rumanos que hay una joven con expectativas de casamiento. El interesado acude y trata con el padre el precio, paga y se la lleva.

Las cuatro menores se encuentran en un centro de la Xunta desde la pasada semana, cuando la policía entró en siete casas de Ferrol y Narón, donde residen estos grupos, y las liberó. Pero ellas insistieron en que no, que mendigaban por propia voluntad y que su familia de origen sabía que era a lo que venían a España. Una de las chicas, de 15 años, tiene 11 hermanos en Rumanía y otra procede de un orfanato. Negaron que las maltratasen si no recaudaban mendigando lo suficiente y dijeron que si no comían en la mesa con los hombres era porque no había sitio suficiente y por eso lo hacían con los niños. En una de las casas donde viven en Narón los vecinos relatan fiestas hasta la madrugada, con automóviles BMW, lo que concuerda poco con la mendicidad y la cola en las instituciones caritativas o de asistencia social. Otra joven, al margen de las indicadas, y que también fue investigada por si era víctima de trata de seres humanos en esta misma operación, ha regresado a Rumanía.