El profesor José María de la Viña ha sabido usar la relación que tiene con la química y la física para conquistar a los alumnos
07 abr 2014 . Actualizado a las 07:00 h.Acaba de cumplir los 69 años, pero continúa al pie del cañón. Porque le gusta su trabajo y porque, como dice, es «docente por vocación». El profesor José María de la Viña ha sabido usar la relación que tiene con la química y la física para conquistar a los alumnos. «Aprecian o traballo que fago, iso vese», dice. Son muchos años dando clase en el Instituto de Enseñanza Secundaria Alfredo Brañas, de Carballo.
Y no se cansa. Al contrario. Disfruta cada vez más. Le gusta ver cómo a lo largo de los años han pasado por sus manos jóvenes de gran talento que han llegado a ser doctores o catedráticos. Además, cada día aprende algo más. «Cando hai vocación fas todo con interese, buscas novas formas de transmitir o coñecemento aos alumnos, novos encadres. Claro, eles disfrutan e a verdade é que teño con todos moi boa relación», explica. También reconoce que ha tenido suerte porque le ha tocado un centro donde los chavales responden muy bien. «Ao mellor no caso de ser profesor nun instituto dunha capital como A Coruña, Santiago ou Vigo non diría o mesmo», comenta. Pero la verdad es que lo suyo le gusta tanto que, incluso cuando llega ya el verano, hace experimentos con la hija de una prima.
Y ahora que acaba de cumplir los 69 años confiesa que tiene un poco de miedo a la jubilación. «Disfruto a mares no traballo e teño medo porque non sei o que farei cando me retire», comenta.
Pero ese temor desaparece en un momento cuando piensa en que «algo pensarei para cando chegue o momento». Aún falta.