Las cuidadoras, detenidas por matar al jubilado de Poio para cobrar ya la herencia

L. Penide / M. Torres PONTEVEDRA / LA VOZ

GALICIA

Secundino Prego, después de un robo que sufrió en su casa.
Secundino Prego, después de un robo que sufrió en su casa. r. leiro< / span>

La Guardia Civil las arrestó junto a un cómplice por el crimen de Poio

11 feb 2014 . Actualizado a las 18:52 h.

Secundino Prego Amil no murió víctima de unos ladrones especialmente violentos. Su muerte a las puertas de su casa de Chancelas, en el municipio pontevedrés de Poio, fue consecuencia de la codicia, del afán de lucro de las dos mujeres que tendrían que haber velado por su salud y de una tercera persona, un varón que presumiblemente mantenía una relación con una de las sospechosas. Así lo cree la Guardia Civil, cuyo máximo responsable en la Comandancia de Pontevedra, el coronel Manuel Davó, ofreció algunos datos de una operación que se precipitó ayer por la intención de una de las sospechosas de volar hoy mismo al extranjero.

Crimen planificado

Fue un crimen planificado, que se gestó después de que Secundino cambiase, una semana antes de fallecer, el testamento nombrando heredera universal a una de estas dos mujeres que residían con él. Se considera que ambas, A.T.F. y B.G.P., de entre 30 y 50 años, son las «presuntas autoras del asesinato», mientras que el tercero de los detenidos, R.G.G., se estima, por el momento, que fue colaborador, un extremo que está en proceso de investigación.

En la medianoche del 3 de febrero, una de las arrestadas llamó al 112 por un supuesto robo con violencia en la vivienda. Alertada la Guardia Civil, los agentes que se desplazaron hasta Chancelas se encontraron con el cadáver del jubilado. Las mujeres dijeron que dos hombres que vestían ropas oscuras y esbozaban sus rostros, habían huido en un coche blanco de pequeñas dimensiones en dirección a Sanxenxo.

La similitud con el robo del que fue víctima Secundino en noviembre condujo la primera línea de investigación hacia uno de los tres arrestados por aquel hecho, y que acababa de abandonar la prisión de A Lama tras abonar una fianza. Pero las pesquisas determinaron que no tenía nada que ver con el crimen.

Investigación en el círculo íntimo

La Guardia Civil volvió a centrar su vista en el círculo íntimo del asesinado. Fue una labor ardua y complicada dado el carácter abierto y sociable de este vecino de Poio, que le llevaba a invitar a su casa a cuanta persona se le pusiera delante. Esto amplió sobremanera su círculo de confianza. En todo caso, los agentes no cejaron en su empeño: «Poco a poco se van reconstruyendo los pasos dados por la víctima en los últimos días y horas, a la vez que se empieza a comprobar que la versión ofrecida por las personas que avisaron del robo no resulta coherente», apuntó el subdelegado del Gobierno en una rueda de prensa que causó malestar en el estamento judicial, ya que se realizó cuando las actuaciones policiales todavía no habían concluido.

A eso se sumó que varios allegados pusieron en conocimiento de la Guardia Civil que una de las cuidadoras había presumido en el entierro -y no en el velatorio, al que no acudieron- de ser la heredera universal de un patrimonio que, al margen de dinero en efectivo, lo constituía la casa de Chancelas. El precio de los terrenos, con vistas sobre la ría de Pontevedra, es muy elevado.