Los enfrentamientos internos desgastan a la formación de Beiras
19 ene 2014 . Actualizado a las 07:00 h.El PP ha estado realmente preocupado y hasta desesperado por la presión a la que Alternativa Galega de Esquerda (AGE) le ha sometido desde el momento en que sus nueve diputados autonómicos entraron de la mano en el Parlamento de Galicia. Ni afear la conducta de los parlamentarios de la coalición, atacarlos directamente u obviarlos ha servido al PP para menoscabar el empuje con el que la suma de Anova y EU se erigió a los pocos meses de nacer en el único referente de la oposición política en Galicia.
Pero lo que no fue capaz de frenar el PP, de evitar el PSdeG que le superase en visibilidad en la oposición, o el BNG de hacerle sombra, ha acabado por romper desde dentro a la propia coalición.
Punto de fractura
La primera crisis que ha tenido que afrontar AGE con una errática gestión de la baja de su parlamentario David Fernández Calviño ha hecho que los cimientos de la antes inimaginable coalición de comunistas y nacionalistas se hayan tambaleado desde noviembre como fichas de dominó. Y en esa crisis Anova está resultando la peor parada, desangrándose en un goteo de dimisiones, levantamiento de asambleas locales, contestación con medidas disciplinarias y hasta un intento de golpe interno, del que hoy se verá qué fuerza tiene en la asamblea convocada en Santiago al margen de la estructura oficial de la organización. Todo ello sumado a la espera de ambos bandos por el posicionamiento de su líder, Xosé Manuel Beiras, no ha hecho más que dilapidar igual de rápido el crédito obtenido en las autonómicas con los 200.101 votos logrados junto a EU, Ecosocialistas y Equo. Su desgaste es a estas alturas mayor que el del PP pese a sumar los de Feijoo años de recortes y rebajas colectivas con su gestión.
Modelo organizativo
¿Por qué ese desgaste inédito en una formación que aún no ha sufrido ningún revés electoral? Las distintas y diversas familias que componen Anova ponen el acento de la discrepancia sobre el modelo organizativo de una formación que está integrada por cuatro partidos y que a su vez forman coalición en el Parlamento con otros tres.
Mientras una parte, la más próxima a Beiras, es partidaria de mantener la independencia de Anova en ese conglomerado, evitar que se difumine su perfil en una acción conjunta en la calle con EU, y organizar sus activos a modo de partido político al uso, el bloque crítico, con notables diferencias entre sí también, considera que el asamblearismo debe dominar el funcionamiento, más que de unas siglas, de una respuesta colectiva a los recortes sociales y económicos que consideran sufre Galicia.
Partido y Parlamento
Los primeros acusan a los segundos de poco pragmáticos e incluso de manipulados por extremistas que quieren hacer desaparecer el nuevo referente nacionalista. Los segundos achacan al sector mayoritario en la dirección de hacer de Anova un partido político clásico, cerrado, con una élite que define la hoja de ruta a seguir y que estiman ha relegado la canalización del malestar social tras la estrategia parlamentaria, y que reproduce el mismo esquema de funcionamiento que les llevó a abandonar a parte de ellos el BNG hace menos de dos años.
La pugna se cruza además con el debate sobre cómo debe afrontar Anova las elecciones europeas. Y aunque ese no es el debate fundamental, lo que haga la formación de Beiras sí marcará su futuro. Si concurre en solitario, como defiende uno de los grupos, corre el riesgo de obtener menos votos que la candidatura en la que se integre el BNG. Si no presenta candidatura, como propone otro sector, dejará al Bloque como única alternativa. Y si se integra en el grupo que lidere en el conjunto del Estado Izquierda Unida, puede situar a Anova subsumida en una propuesta política estatal, aunque EU le garantice un escaño en la Eurocámara.
La equidistancia de Beiras
«Non se pode estar discutindo se a formula é a maoista, a trotskista ou a leninista, porque calquer discusión sobre cuestións secundarias o único que fai é favorer a quen esmaga este país», advirtió hace unos días Beiras en su única mediación pública a la vez que reclamaba «disciplina na contestación á desobediencia». Pero sus gestos, o la falta de ellos para buscar un consenso entre los dos bandos, no han servido para frenar la autodilapidación de Anova, que, al margen de como sea su resolución o futuros respaldos electorales, pasará a la historia política gallega como la protagonista del mayor enfrentamiento interno en menor tiempo de vida.