La madre de la amiga de Asunta vio extraña la actitud de Rosario

Xurxo Melchor
Xurxo Melchor SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

El día del asesinato le contó con pelos y señales todos sus movimientos. SIGUE AQUÍ LA INFORMACIÓN DEL CASO

19 dic 2013 . Actualizado a las 13:18 h.

Como se esperaba, de los cuatro testigos que ayer declararon en los juzgados de Santiago por el crimen de Asunta Basterra, el más importante fue el de la madre de la amiga de la niña asesinada a la que envió unos wasaps tras sufrir, el 4 de julio, el supuesto ataque en su piso de un hombre de negro y guantes de látex. Un inquietante suceso que Asunta resumió en el primero de esos mensajes: «Hoy me han intentado matar».

La testigo ratificó que su hija recibió aquellos mensajes, en los que, muy asustada, le pedía que la llamase para contarle con detalle la historia, pero a una hora concreta y a través del teléfono fijo, como si temiese ser descubierta por alguien. No en vano, despedía aquel chat con un «no hables de esto con nadie». También contó ayer en el juzgado que otro día, cuando llevaba a Asunta en coche junto a su hija y otra niña, les pidió que, a modo de juego para pasar el rato, cada una contase una historia de miedo. La pequeña narró su relato y cuando les dijo que era real y que le había sucedido de verdad llamó alarmada a Rosario Porto para interesarse por el incidente. Los investigadores creen que la madre de Asunta, al ver que otras personas conocían el extraño episodio del hombre de los guantes que intentó estrangular a su hija, se decidió a informar a la policía, aunque no denunció, dijo, para no traumatizar a la niña.

Pero eso no fue lo más significativo de esta testigo. Relató al juez y a las acusaciones y defensas cómo el día en que murió Asunta, antes de que se hallase el cadáver, Alfonso Basterra llamó a su marido preguntándole si habían visto a la pequeña. Les extrañó porque viven a las afueras de Santiago, por lo que era imposible que la hubiesen encontrado por la calle. Más rara la pareció a la madre de la amiga de Asunta la conversación telefónica que mantuvieron a las 23 horas de aquel día. Rosario le contó con detalle todos los movimientos que hizo aquel día. En palabras suyas, se quedó «extrañada» porque le dio la sensación de que estaba haciendo una declaración ante un juez, en una actitud que podría interpretarse como que estaba intentando crearse una coartada.

Muy significativo de su testimonio fue saber que en aquel relato de los hechos previos a la desaparición de Asunta, Rosario Porto le dijo que había dejado a la niña en su casa de Santiago sobre las 19 horas y que había ido sola a la casa de Teo. Esa fue la primera versión que ofreció al juez y que luego rectificó al saber que una cámara de seguridad la había grabado en su coche, con su hija sentada al lado y en dirección al chalé, donde los investigadores creen que murió la pequeña, asfixiada y sedada para que no pudiera defenderse.