El deportista Quim Navarro alcanzó Fisterra desde Francia en menos de 7 días

Patricia Blanco
Patricia Blanco CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO

Quim Navarro, Steelman X, llegó ayer a Fisterra, donde enseñó sus sufridos pies tras el gran reto.
Quim Navarro, Steelman X, llegó ayer a Fisterra, donde enseñó sus sufridos pies tras el gran reto. ana < / span>garcía< / span>

El ultrafondista catalán también superó el récord Roncesvalles-Santiago, que desde el 2007 tenía Alfredo Uría, con 6 días y 16 horas. Navarro lo dejó en 5 días y 17 horas

25 nov 2013 . Actualizado a las 15:55 h.

Al final, el ultrafondista Steelman X ya no las tenía todas consigo: «Pensaba que no llegaba», cuenta este catalán de 35 años, Quim Navarro. Pero llegó. Ayer terminó el reto que se había marcado: recorrió en menos de siete días por el Camino de Santiago los 890 kilómetros que separan Saint Jean Pied de Port de Fisterra. Alcanzó el faro «muy cansadito» y unas horas más tarde de lo previsto, con el pie izquierdo lleno de callos de correr por las piedras, con ampollas por la humedad (pese a los 15 pares de calcetines que llevaba de recambio), los dos dedos del pie derecho inflados de sangre, un tendón de Aquiles rasgado, los gemelos cargados y habiendo perdido algo más agua de lo debido.

«Galicia es muy salvaje, no la conocía», aseguró en Fisterra, cuyo extremo alcanzó sobre las dos de la tarde, consciente de que había pulverizado el récord a pie entre Roncesvalles y Santiago. Desde el 2007, lo ostentaba Alfredo Uria, con 6 días y 16 horas, y él lo dejó en 5 días y 17 horas, casi una jornada menos. Desde Saint Jean hasta Compostela llevaba recorridos 795 kilómetros. Es decir, se movió a una media de unos 144 por jornada. Entre esos dos puntos, aunque hay guías que señalan 770 kilómetros, Steelman X recorrió 795, porque se desvió para ver lo que le interesaba. Por ejemplo, el monasterio de Samos. «Precisamente eso es lo que trato de hacer, y no voy a perderme lo más bonito de la ruta por un récord. Galicia me ha superado y la entrada en Fisterra ha sido brutal», describe. Pasó por «impactantes» tormentas de nieve (como la de O Cebreiro), por lluvias torrenciales, por días de sol (como ayer) y adelgazó 8 kilos en seis días y medio. Pero, dice, valió la pena. Por el «Buen Camino» que oía a todas horas y, ya en Galicia, «por esos increíbles graneros levantados del suelo». «Ah, sí, ¡hórreos!», confirma. Le han impactado los eucaliptos mezclados con pinos, «todo tan verde, esas aldeas pequeñitas en donde parece que se ha detenido el tiempo y dónde dejáis todo abierto». Cuando pueda, se resarcirá con marisco. Le encanta. Por lo de pronto, la empresa Cerdeimar, de Camariñas, le entregó ayer unas cuantas conservas. Y él ya se prepara para otros retos.