Rosario Porto se cansó de ser madre

Xurxo Melchor
Xurxo Melchor SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

Tras un mes de investigación, su impulso por romper con su vida pasada emerge como el principal móvil del crimen. A su exmarido lo habría movido su dependencia económica de ella

19 oct 2013 . Actualizado a las 13:58 h.

El crimen de Asunta ha chirriado desde el principio a los investigadores por su aparente ausencia de móvil. Tanto, que decidieron no preguntarse ni por qué ni para qué fue asesinada la niña hasta no conocer el cómo y el cuándo. El quiénes lo tuvieron claro muy pronto: los padres de la pequeña, Rosario Porto y Alfonso Basterra.

Apenas unas horas tardaron la Guardia Civil y el juez que dirige el caso, José Antonio Vázquez Taín, en llegar a la conclusión de que los padres de Asunta habían actuado juntos, de común acuerdo, para matar, presuntamente, a la niña de 12 años hallada muerta el pasado 22 de septiembre en una pista forestal de Cacheiras (Teo).

Esa conclusión abría una interrogante que convierte a este caso en único: ¿Cómo un padre y una madre pueden acordar conjuntamente asesinar a su hija? Hay muchos casos en los que uno de los dos comete el filicidio, sobre todo para vengarse del otro, pero es casi único que ambos progenitores se pongan de acuerdo para cometer un acto tan abominable.

La tesis principal que ha emergido tras un mes de pesquisas es que no hay móvil, sino más bien motivaciones para cometer el crimen. Y no son las mismas. Para los investigadores, Rosario Porto actuó movida por un impulso de romper con su vida pasada. Primero cerró el despacho de abogados, dejó de ejercer, dimitió como cónsul honoraria de Francia en Santiago y completó su demolición vital divorciándose de su marido, Alfonso Basterra. Una separación que ella buscó y tras la cual allegados de Rosario señalaron que la madre de la niña se sintió aliviada, «como si se hubiese quitado una mochila».

Solo un elemento quedaba en la vida de Rosario Porto que le impedía rehacer por completo su vida: su hija. Y los testimonios de los cercanos a los Basterra-Porto, si inicialmente los dibujaban como una familia idílica, al irse conociendo el peso de las pruebas en su contra fueron cambiando y los describían como un hogar roto en el que las relaciones de ambos con Asunta se habían tornado tensas e incómodas. Al punto que la niña pasó buena parte del verano en casa de su madrina en Vilanova.

¿Y él? ¿Por qué Alfonso Basterra accedió, presuntamente, a acompañar a su exmujer en el diseño y la ejecución de tal atrocidad? Los investigadores creen que la clave que resuelve tan brutal incógnita está en la dependencia económica que tenía de Rosario Porto. Estaba en la total ruina y quizás vio en ayudarla una forma de asegurarse la recuperación de su perdida y añorada solvencia económica.

Esta es la tesis troncal con la que trabajan los investigadores, aunque quedan flecos por esclarecer que ampliarán el dibujo del móvil del crimen. Entre ellos, determinar si la niña podía tener bienes en su poder donados directamente por su abuelo. No obstante, este y otros posibles determinantes se consideran ahora mismo «historias paralelas» de la principal, que sería esa pretensión de iniciar una nueva vida por parte de Rosario Porto y la necesidad de dinero, del que podría darle ella, de Alfonso Basterra.

Otra de las historias paralelas y complementarias que la Guardia Civil considera que ayudará a explicar las motivaciones del crimen son las actividades de la madre en Marruecos, donde trabajaba junto con el exsindicalista afincado en Compostela Messaoud El-Omari, juzgado el mes pasado por explotación de inmigrantes y con el que tenía negocios inmobiliarios. En esas inversiones también se ha detectado la participación de otros dos empresarios gallegos que los investigadores también creen que podrían haber mantenido relaciones sentimentales con Porto y que quizás expliquen esa necesidad de romper con su pasado.