Un debate de autonomía sin margen para acuerdos

Domingos Sampedro
Domingos Sampedro SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

Las diferencias entre Gobierno de la Xunta y oposición relegan el posible consenso a cuestiones accesorias

13 oct 2013 . Actualizado a las 10:32 h.

Los partidos políticos, cada uno a su modo, tienen bastante claro el diagnóstico y por dónde podrían pasar algunas de los remedios. Pero conviene remarcar el «cada uno a su modo», pues es por ahí, y no por los grandes consensos, por donde acostumbra a discurrir el debate de la autonomía.

El último que se celebró, en marzo del 2012, mostró a los entonces portavoces de la oposición, Pachi Vázquez (PSdeG) y Ana Pontón (BNG), apoyándose mutuamente para aumentar la recaudación fiscal con el incremento de la presión a las rentas más altas, la creación de nuevas tasas para los depósitos bancarios, el impacto ambiental o las grandes superficies comerciales. «Non é necesario subir os impostos, senón pagalos», los frenó el presidente Feijoo, que anunciaba en paralelo una rebaja selectiva de las cargas para los emprendedores y el incremento de la lucha contra el fraude. Esta vez, el debate arrancará con un cambio de papeles. Feijoo dejó marcado el inicio con la inminente alza de la fiscalidad sobre los carburantes, dirigida a sufragar los costes de la sanidad pública, medida que no contenta a nadie en una oposición que sigue colgada del arquetipo de la presión fiscal a las rentas altas o la banca. Poco que esperar en este sentido, sobre todo cuando el Presupuesto de la Xunta ya está elaborado y entrará en la Cámara tan pronto finalice el debate.

Lo mismo ocurre con el adelgazamiento de la Administración. El PP no respalda fusiones municipales por la vía del decreto, y el PSOE y el BNG no avalaron la única voluntaria que se llevó a cabo. Con las diputaciones provinciales, los dos grandes partidos sí están de acuerdo, pero en desearles larga vida, así que a lo sumo queda espacio para un guiño dirigido a suprimir algún organismo accesorio.

En lo que atiende a la política forestal, tras asistir el año pasado a la aprobación de la primera Lei de Montes de Galicia con los únicos votos del PP y presenciar hasta hace pocos días el enrevesado cruce de reproches que se produce cada vez que hay un incendio importante, tampoco conviene hacerse «moitas ilusións», como preconizó Beiras, acerca de los posibles puntos de encuentro.

Toca, eso sí, desearles larga vida a este tipo de debates. Que más allá de que el de esta semana muestre el estreno en estas lides de Méndez Romeu, como portavoz del PSdeG; el de Francisco Jorquera, como portavoz del BNG, y el reestreno de Xosé Manuel Beiras, que ya recopiló en un libro los discursos que protagonizó contra Laxe y contra Fraga, también pueda fabricar un grandísimo dedo al que mirar para no ver la luna a la que señala.