«Ojalá aparezca el que lo perdió», dice el lotero que encontró el boleto premiado

alberto mahía A CORUÑA / LA VOZ

GALICIA

EDUARDO PEREZ

El hombre que encontró la primitiva, hermano del delegado de Loterías en A Coruña, dice que se le quedó «cara de tonto» al comprobar el premio

17 sep 2013 . Actualizado a las 15:28 h.

Estaba cantado que ayer iban a aparecer varias personas reclamando como suyo el boleto premiado y así fue. Hasta seis se presentaron en el Ayuntamiento contando la misma historia, que eran ellos los agraciados con los 4,7 millones de euros de esa primitiva olvidada en una administración de lotería de A Coruña. Todos estaban seguros de que en aquellas fechas -junio del año pasado- habían hecho una primitiva en la administración número 44, en el centro comercial Carrefour de Alfonso Molina, y que días después acudieron a otra administración de la ciudad para comprobar si la apuesta había sido premiada, pero por alguna extraña razón se olvidaron el billete. Si todos coincidían en el lugar donde la sellaron, discrepaban a la hora de explicar dónde lo perdieron. Cada uno en un barrio distinto.

«Premiado con 4.722.337,75 euros»

Puede que hoy se aclaren algo más, pues ayer nadie sabía lo que hoy ya se sabe, que el despacho de lotería donde se encontró el resguardo es el de la plaza de San Agustín. Allí estaba por la tarde, frente al negocio en el que lleva 30 años, su propietario, Manuel Reija González, el hombre que en julio del año pasado se topó con un resguardo de la lotería primitiva sobre el mostrador del despacho. No había nadie en el negocio. Por curiosidad, miró si estaba premiado y vaya si lo estaba. «Se me quedó cara de tonto», recuerda el lotero, cuando en la pantalla del ordenador le apareció: «Premiado con 4.722.337,75 euros».

Lotero de toda la vida

Manuel Reija lleva la lotería en las venas. Su abuelo fue quien trajo por primera vez a A Coruña la quiniela y su hermano es el delegado de la Sociedad Estatal de Loterías y Apuestas del Estado en A Coruña. Tantos años lleva sellando apuestas y repartiendo millones que no le sorprende en absoluto que alguien se haya dejado el boleto premiado en su despacho, porque «han sido muchos los resguardos olvidados». Pero no solo resguardos. Manuel se encuentra de todo. «En mi cajón tengo llaves de coches, carteras... Parece la oficina de objetos perdidos».

Responde con firmeza a la pregunta del millón: ¿Pensó en quedárselo? «Nunca, jamás. No podría dormir». Dice que ni se le pasó un solo segundo por la mente. En cuanto comprobó que el boleto estaba premiado con 4,7 millones de euros, llamó de inmediato a la Delegación de Loterías para informar del hallazgo. A partir de ahí se iniciaron todos los trámites para dar con el propietario del boleto. El organismo estatal abrió un expediente de hallazgo y en esas se está todavía después de que en un año no apareciese nadie que acreditase ser el dueño.

Y si de aquí a dos años nadie puede demostrar que es suyo, todo ese dinero irá a parar a manos del lotero que lo encontró, a Manuel Reija, propietario de la administración número 22 , más conocida como Lotería Plaza, en la mismísima puerta principal del mercado de San Agustín.

¿Cómo se siente una persona que se puede volver multimillonario en dos años si no aparece el propietario del boleto premiado? «Hasta hoy -por ayer- lo llevé bien, pero ahora que ya sabéis que soy yo el lotero que encontró el resguardo, supongo que vendrá mucha gente por aquí a recordármelo. Pero te puedo asegurar que ojalá aparezca la persona. Él compró el boleto y a él tiene que ir el premio».

Secretismo

Sobre los detalles de cómo halló la primitiva, qué día o a qué hora, Manuel Reija no abre la boca. «Tienes que entender que estamos obligados a mantener cosas en secreto para ayudar a encontrar al legítimo propietario», dice.

Pero hay cosas que se van sabiendo por otras fuentes, como que el resguardo era de una sola apuesta y automático. Y que se selló al mediodía en días anteriores al 30 de junio del 2012. Eso lo complica todavía más. La lotera que lo selló decía ayer que a esas horas es cuando más gente pasa por la administración.