La ley, de 1889, establece que serán los alcaldes los encargados de buscar al ganador

Muy curiosa la ley que establece cómo dar con la identidad del ganador de un boleto de lotería premiado y extraviado. Data de 1889 y dice que, cuando una persona encuentra un objeto, debe restituirlo al propietario y, si este es desconocido, debe entregárselo al alcalde de la localidad donde se halló. El regidor, que en el caso que nos ocupa es el popular Carlos Negreira, debe ocuparse de que se anuncie el hallazgo y, transcurridos dos años sin que nadie acredite ser su dueño, se lo devolverá a quien lo encontró, «que adquirirá su propiedad de forma legítima». En este caso, el lotero.

Recibida la petición de la persona que encontró el boleto y de la Sociedad Estatal de Loterías, el alcalde coruñés ha decidido iniciar el expediente para poder determinar a quién debe atribuirse la propiedad del mismo, y para ello procederá a ordenar la publicación de dos anuncios, en dos semanas distintas, en el BOP. El alcalde va más allá y también lo hará público en la web municipal y en el tablón. Así lo ordena la ley. Con esas palabras.

Cómo se demuestra

Pero eso es lo más fácil. Lo difícil es cómo demostrar que el boleto le pertenece a uno. Porque son miles las personas que pasan por la administración de lotería donde se encontró el boleto, inmerso en un gran centro comercial. ¿Habrá huellas o se habrán borrado? Puede que también ayude que el agraciado recuerde esos números por ser los que juega siempre o que coincidan con su fecha de nacimiento o el de su boda. También puede ser que recuerde con exactitud qué día y a qué hora selló el billete.

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