La rentabilidad frena el fuego

maría cedrón REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

El litoral norte de A Coruña y Lugo es un ejemplo de gestión forestal

13 sep 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Visto desde el aire, el litoral norte de las provincias de Lugo y A Coruña es un manto ordenado donde abunda el eucalipto. Esa especie -con corteza y el árbol en pie- cuesta ahora a una media de 30 euros por tonelada, IVA incluido. La cotización del pino, más presente en el litoral de las Rías Baixas, ha caído con el desplome de la construcción. Está a unos 24 euros de media por tonelada, la mitad que hace un lustro. En los concellos de A Mariña lucense y de la comarca de Ferrolterra el monte arde menos porque es un pozo del que los propietarios sacan una rentabilidad y porque el clima, más húmedo y fresco, también ayuda a mantener alejadas las llamas.

Los propietarios dedican fondos a la ordenación y a nadie se le pasa por la cabeza prender un fuego cerca de los árboles o saltarse la norma de no hacer quemas durante los meses de más calor. Eso es algo en lo que coinciden tanto los empresarios del sector de la madera agrupados en Confemadera, sindicatos agrarios como Unións Agrarias o ingenieros forestales consultados.

Puntos ordenados

El resto de Galicia se divide entre zonas de monte abandonado y áreas donde el bosque ordenado se mezcla con superficies que no están cuidadas. De ahí que, a veces, pese al esfuerzo de algunos por hacer rentable el monte, tampoco puedan escapar del fuego. «Hai que distinguir as zonas nas que o monte é un factor clave da economía como é A Mariña e o resto. Hai áreas nas que hai un desenvolvemento rural e unha actividade agraria nas que os lumes teñen unha presenza moderada e logo está o interior de Pontevedra ou Ourense onde o abandono forestal é total. Aí é onde hai máis problema», explica Jacobo Feijoo, de Unións Agrarias.

Ver en el monte una fuente de ingresos es un factor clave. «El sector maderero es estratégico para Galicia», explica Elier Ojea, responsable de Confemadera. De hecho, según los datos que maneja ese colectivo, hay 52 ayuntamientos gallegos donde un 30 % de industrias asentadas son de ese sector.

La tendencia es que las empresas transformadoras abran en aquellos concellos donde la explotación del monte está más cuidada. «Hay ayuntamientos como Trabada, en A Mariña, donde han hecho una sociedad agraria de transformación y están teniendo un crecimiento importante», dice. De todas formas, los datos del Instituto galego de Estatística (IGE) dibujan un mapa de distribución de las empresas madereras en Galicia donde concellos como Pontevedra, Vigo o el entorno de Santiago o Lugo conservan más de una decena de industrias de este tipo.

Aunque otras áreas de Galicia como, por ejemplo, Barbanza o la comarca de O Salnés han puesto en marcha explotaciones productivas, plagas como el gorgojo han arrasado plantaciones de eucalipto globulus, el más común. Además, en otras comarcas la gestión de los montes en man común tampoco parece ser la adecuada. «Hai moitas que non están ben xestionadas», dicen ingenieros forestales consultados.