El suministrador dice sentirse perjudicado por lo sucedido y pide «públicamente disculpas» a sus clientes
28 ago 2013 . Actualizado a las 07:00 h.La venta del pienso para perros Good Nutrition, que está siendo investigado por su supuesta vinculación con la muerte de decenas de perros (en su mayoría de caza), está paralizada en Ourense. Y mientras, agentes del Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil (Seprona) continúan realizando investigaciones por este controvertido caso. Fuentes consultadas aseguraron ayer que se han recibido varias denuncias de particulares por la muerte de canes, si bien se sospecha que muchos otros no han puesto los hechos en conocimiento de la autoridad.
El distribuidor de Good Nutrition para la provincia, el verinés Antonio Lorenzo, asegura que fue la Xunta en un primer momento la que inmovilizó una partida de cerca de 80 sacos (de un total de 500 que habían sido comprados y ya distribuidos), pero que una semana después la medida cautelar fue levantada. Según su versión, que hizo pública a través de un comunicado enviado por su abogado, el análisis «no había encontrado en el pienso sustancia alguna que pudiese haber causado la muerte a los perros».
E insiste en que fue él mismo quien decidió paralizar la venta al seguirle llegando noticias de óbitos que sus clientes vinculaban con el pienso. Asegura que insistió para que la Xunta se llevase nuevas muestras de pienso para analizar, y también a un perro muerto que un afectado había congelado. Eso sucedió, dice, el martes pasado, y está a la espera de los resultados.
Una maraña de empresas
El distribuidor defiende la legalidad del producto. Asegura haberlo comprado a la empresa ZAC (distribuida por MACU, propietaria de GLS Dogs), aunque desde la firma niegan cualquier vinculación con Good Nutrition (y argumentan para ello que todos sus productos están publicitados en su web, en la que no aparece el pienso citado).
Uno de los antiguos propietarios de Good Nutrition había mostrado su sorpresa el lunes ante la noticia de que el producto se seguía comercializando. Aunque el distribuidor asegura tener albaranes que demuestran que lo compró en junio, rehusó mostrar una copia, asegurando que ya había trasladado esa documentación al Seprona. Defiende también que todos los sacos tenían fecha de caducidad «en el 2015», aunque varios afectados han enviado a La Voz imágenes en los que se ve que no hay fecha alguna.
Lorenzo asegura sentirse perjudicado por lo sucedido y pide «públicamente disculpas» a sus clientes.