El Gobierno se une a ADIF y Renfe descargando culpas en el conductor

m. cheda SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

Interior ve «evidentes indicios» de responsabilidad en el maquinista, pero no los expone

29 jul 2013 . Actualizado a las 00:32 h.

No explica muy bien sus porqués, pero lo ve blanco y en botella el ministro del Interior. Como el presidente del Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (ADIF), al igual que el de Renfe, emulando a la cúpula de Fomento, Jorge Fernández Díaz señala al maquinista. Cierre de filas total contra el conductor del tren siniestrado el miércoles en Angrois. Casi once años después de aquella catástrofe del petrolero monocasco frente a las costas de la comunidad, el Gobierno parece haber hallado en Francisco José Garzón Amo un nuevo Mangouras. Del Prestige al Alvia 151, la culpa es de quien iba a los mandos.

«Evidentemente, está detenido por la policía porque, qué duda cabe, hay indicios racionales como para considerar que pueda tener una eventual responsabilidad en lo que ha sucedido, que deberá determinar en todo caso el juez». Eso fue lo que el titular de Interior sostuvo ayer, de viaje en Santiago, acerca del piloto del convoy accidentado. A preguntas de la prensa, en cambio, no se avino a exponer qué elementos le mueven exactamente a defender esa tesis. «No puedo decir ni voy a decir -alegó- nada más de lo que he dicho, en la medida en que es una investigación que está bajo la autoridad judicial y que técnicamente está abierta».

Fernández Díaz reconoció públicamente a Garzón su derecho a no declarar en la comisaría del Cuerpo Nacional de Policía, adonde fue trasladado por la mañana, si bien en privado manifestó cierta confianza en que al final cambie de opinión. Explicó que los responsables del caso le imputan un supuesto delito de homicidio por imprudencia, aunque admitió que el atestado, anoche todavía en fase de elaboración, no descartará líneas de investigación alternativas a esa del error humano.

Presente en esa misma comparecencia, la titular de Fomento, Ana Pastor, descargó culpas igualmente en el conductor, pero de manera implícita, más sutil, sin citarlo. Primero, la ministra rompió una lanza en favor de las modernas prestaciones y del estado de la red ferroviaria del país. Luego, sentenció: «En España hay un ordenamiento jurídico, unas normas de seguridad que tienen que ver con la vía, con el tren y con quien opera el ferrocarril, y esas normas se tienen que cumplir». La puntilla.

Del otro lado de la barrera, el Sindicato de Maquinistas (Semaf) expresó su «sorpresa» por la «rápida detención e imputación» de Garzón. De hecho, el secretario general de la organización, Jesús García Fraile, acusó a las autoridades de estar obrando de modo «incorrecto». Una opinión que comparte la plataforma ciudadana constituida para apoyar al conductor, cuyo presidente, Jesús Pereira, cifró en 37.508 las firmas de adhesión a la causa recabadas.

Pero Fernández Díaz no solo acudió a la capital gallega a rebatir posturas como esas, sino también a recorrer la zona cero de la tragedia, Angrois, y a conocer el Multiusos Fontes do Sar, empleado esta semana a modo de tanatorio. Vino a eso y a aplaudir la «brillante» labor llevada a cabo por los policías, unos 500, movilizados con motivo del «desgraciado» suceso.

En línea con los manifestado por los reyes, los príncipes y Rajoy en días pasados, tampoco se marchó el ministro sin alabar la reacción de la sociedad civil. «El pueblo gallego -proclamó- ha dado un ejemplo de solidaridad y de entrega al mundo».