«Perdí mi dinosaurio amarillo»

francisco varela FERROL / LA VOZ

GALICIA

Un niño de 7 años, su hermana de mes y medio y sus padres salen ilesos

29 ene 2023 . Actualizado a las 16:45 h.

Ana María Castañé, una catalana de 60 años emigrante en Venezuela que ahora reside en Ferrol en casa de su hija y su yerno, también retornados, cree en los milagros. Que su hija, su yerno, su nieto de 7 años y su nieta, un bebé de mes y medio, hayan salido casi indemnes del accidente en Santiago le parece sobrenatural. Sobre la una y media de la tarde de ayer llegaban los cuatro a su casa en Ferrol, todos con el pijama del hospital aún puesto.

El primero en entrar por la puerta fue Carlos Daniel, un niño vivaracho y curioso que quiere saber qué modelo de cámara lleva el fotógrafo. Si se le pregunta qué ocurrió, él contesta rápido: «El tren. En el tren, pero perdí mi dinosaurio amarillo de peluche». Se refiere al muñeco que se trajo de recuerdo del parque Warner, en Madrid, adonde había ido con su familia. A su lado, la abuela abraza a Teresita Jazmín: «Mi bebita». Aún no ha cumplido los dos meses de vida. Su madre, Yessica, de 32 años, la protegió con su cuerpo mientras en su vagón caían maletas y todo tipo de objetos sobre su espalda. Su marido, Daniel Carlos Castro, de 34 años, es quien narra lo que han vivido, que iban en el vagón 2, el último, «el que ardió», y que pudieron salir porque rompieron las uniones entre vagones y dejaron al descubierto la puerta. Una vez fuera del tren, explicó Daniel, vieron a los vecinos de Angrois, pero él regresó para ayudar a una anciana cuyo marido muerto yacía a su lado.

Aviso a la policía de Ferrol

La abuela Ana María supo del accidente por su hermana, que también vive en Ferrol. La incertidumbre y el sufrimiento fueron enormes. «No sabía qué les había pasado a mis chicos», recordaba ayer. Su hija también pensaba en ella y por eso avisó a la policía de Ferrol para que le dijesen que estaban bien. Un agente llegó minutos después a la casa, pero Ana María no se quedó tranquila y pidió a un conocido que la llevase a Santiago. Allí confirmó con sus propios ojos «el milagro».

Yessica es la que más magullada parece. Se pregunta en qué medio viajará ahora, porque en bus no quiere ir: sufrió un grave accidente de autobús en Caracas y a punto estuvo de perder una pierna. «¿Ahora voy a montar en tren otra vez?», dice. Carlos Daniel abraza a su abuela y a su hermanita. Y sigue preguntando dónde está su dinosaurio.