Descarrilamiento en Santiago: «Mi hijo ha muerto»

Redacción / La Voz

GALICIA

Los mensajes sobre la tragedia y de apoyo inundaron las redes sociales

25 jul 2013 . Actualizado a las 08:42 h.

En cuestión de segundos el accidente de Santiago inundó las redes sociales de mensajes de apoyo y condolencias a las víctimas y sus familiares, banderas de Galicia teñidas de negro y crespones del mismo color en los perfiles. Pero nada tan impactante como la frase del coruñés Tomás López Lamas: «Mi hijo ha muerto».

Sobran las palabras, como fueron demostrando a lo largo de la noche los comunicados de partidos políticos, sindicatos, instituciones y asociaciones de todo tipo, que poco más pudieron hacer que expresar su «profundo pesar» o, como mucho, agradecer el trabajo de los profesionales de los servicios de emergencias y de los numerosos voluntarios que ayudaron en las tareas de rescate.

De hecho, los primeros en llegar al lugar del siniestro fueron vecinos del lugar como Abel Rivas e Iván Ramos, dos jóvenes que se mostraban «muy impactados». Ambos se encontraban a pocos metros de las vías cuando se produjo el accidente. «Escuchamos un ruido tremendo, enorme, como nunca. Vimos una polvareda enorme y uno de los vagones estaba ya incendiado.», declararon a Efe.

Vecino de Angrois, trabajador de turno de noche, a Ricardo Martínez le despertó un ruido ensordecedor. Salió de su casa dirección a las vías y se encontró con la tragedia. Se puso a ayudar. «Nos vagóns había moitos mortos e tiven que mover cadáveres para sacar feridos», Visiblemente impresionado, Ricardo aseguraba que una cosa es ver un accidente de coche y otra muy distinta unha «traxedia destas dimensions». Este vecino de Angrois recordaba que iban clasificando a los heridos en función del nivel de gravedad. Pero el que no pudo contarse entre los heridos fue un joven ferrolano de 21 años, que perdió la vida.

A unos diez metros de la vía está la casa de Vicente, otro vecino de Angrois que en un primer momento creyó que se trataba de un atentado. Su vecino José Luis atendió a dos viajeros de Valladolid que pudieron salvar sus vidas, y, según manifestó a la agencia Efe, los propios pasajeros del tren fueron los primeros en prestar auxilio, a la espera de la llegada de los servicios de emergencias.

Entre los pasajeros que tuvieron la suerte de salir prácticamente ilesos, Roberto Fariza, procedente de Houston (Estados Unidos), declaraba ya desde el Hospital Clínico que solo escuchó «un ruido» y se produjo «una reacción en cadena. Todo empezó a caer encima. Lo único que critico es que no había manera de salir, por la gente y por las ventanas». Su mujer, con la que se desplazaba desde Valladolid hasta Santiago, tuvo menor fortuna. «Es la que está mal -declaró-. A mí ya me atendieron. Me pusieron en una cama, pero hay gente que la necesita más que yo», comentaba Fariza desde la sala de espera del hospital compostelano.

Mientras en el lugar del siniestro continuaban las labores de rescate, las víctimas recibían atención médica en el Clínico y la solidaridad popular colapsaba el Centro de Transfusión de Galicia, las reacciones seguían llegando, al igual que ofrecimientos de ayuda como el que realizó el Ayuntamiento de Madrid, que puso a disposición de Renfe sus servicios de emergencias.

El arzobispo de Santiago, Julián Barrio, se mostró «impactado» y expresó su «profundo dolor» por el accidente y trasladó todo su apoyo a las familias de las víctimas.

El gobierno municipal de Santiago, en palabras de su portavoz, María Pardo, destacó la lógica de suspender las fiestas y centrarse en el accidente y las personas afectadas. Hizo hincapié en la implicación de la gente que abarrotaba la plaza del obradoiro en espera de los fuegos de Apóstol para realizar un fluido desalojo: «Gracias a esa colaboración se hizo en diez minutos».

El portavoz socialista en el Ayuntamiento, Francisco Reyes, también expresó la palabra «terrible» para calificar un accidente del que desconocía aún el número de víctimas. «Me parece muy correcto que el Concello suspenda los actos del 24 y el 25».

Todos los partidos políticos gallegos suspendieron también los actos conmemorativos del 25 de julio.