Boston, Basilea

GALICIA

11 jun 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Hay consulados que siempre serán un misterio. Su existencia y funcionamiento probablemente respondan a complicados intereses geoestratégicos que se le escaparían hasta al mismísimo John le Carré. España contará con empleados similares a esos personajes que llegan como agregados culturales pero que en realidad son espías de la CIA (aunque ahora, pudiendo echar mano del espionaje en Internet, ¿quién necesita agentes sobre el terreno?). Pero el mito de la utilidad y el romanticismo se cae de bruces cuando suceden imprevistos o incluso tragedias como el atentado en el maratón de Boston, y el mito se cae de morros cuando el cónsul de turno cierra «a su hora» e invita a llamar a la policía y a los hospitales a los que busquen a sus familiares. En la pequeña Suiza hay más españoles que en todo Estados Unidos. Y la cifra de gallegos sigue subiendo. En el país helvético son conscientes de que vuelven a ser El Dorado y endurecen las condiciones para establecerse allí. Por eso sorprende que precisamente ahora el Gobierno anuncie el cierre de la agencia consular en Basilea. Si González Pons dice que «no podemos decir que trabajar en la Unión Europea sea trabajar fuera», quizás marcharse a Suiza sea como al patio del vecino.