El niño que acompañaba a los ahogados de Salvaterra: «Busqué un palo para que se agarrasen, pero no lo encontré»

Luis Carlos Llera Llorente
Luis Carlos Llera SALVATERRA / LA VOZ

GALICIA

El menor recuerda los hechos y su padre asegura que se despierta en las noches con miedo

06 jun 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Su hijo lo vio todo e intentó salvar a sus amigos. Abdul Belaidi, albañil en paro tras 23 años trabajando duro en la construcción en Cantabria y Galicia, recorre los escasos metros que separan su vivienda de la puerta del colegio Infante Felipe, de Salvaterra. Recibe con afecto en la puerta del centro a su hijo, Mohamed, de 10 años, que vuelve cansado. «Está muy mal. Se despierta en mitad de la noche con miedo», relata el padre, ya en el vestíbulo del edificio donde viven seis familias marroquíes asentadas en Salvaterra de Miño. Mohamed Belaidi habla, con permiso de su padre, de lo ocurrido en la trágica tarde del lunes pasado a la orilla del río Miño.

«Por la mañana estuvimos en el colegio y, después de comer, a las cuatro de la tarde, salimos a jugar al fútbol en la pista que está junto al parque de A Canuda [un espléndido recinto medioambiental a orillas del río Miño]», cuenta el chico, que es seguidor del Barça y le gusta jugar de delantero para marcar goles. «Estuvimos como una hora jugando al fútbol y luego fuimos junto al río», cuenta el niño que se salvó de ahogarse.

Río crecido

Mohamed Belaidi iba con Mohamed Sidky, de 8 años, y con su hermano Yoness (otros familiares transcriben la fonética como Younesse), de 12 años.

Los tres amigos llegaron a la pesqueira del río Miño, una construcción donde se capturan lampreas, y Mohamed Belaidi relata: «Yo me quedé arriba» mientras los dos hermanos se aproximaban a la orilla donde se encuentran unas rocas que sobresalen del agua. Están inclinadas y resultan muy resbaladizas. Los dos hermanos estaban junto al agua y «Yoness tiró una piedra y resbaló y cayó. 'Mohamed ayúdame', le gritó a su hermano pequeño, que le dio la mano para intentar sacarlo, pero cayó también al agua», cuenta Mohamed Belaidi.

El peso del mayor arrastró al menor en su intento por salvarlo. Pero la tragedia pudo ser mayor. «Busqué un palo para que se agarrasen, pero no lo encontré», recuerda el niño de apenas 10 años. Su familia señala que «si llega a encontrar el palo y se lo tiende a los otros dos que estaban en el agua posiblemente también hubiera sido arrastrado hasta dentro del agua y llevado por la corriente, como ellos».

Los lunes, el río baja especialmente crecido. Es el día que alivian normalmente los embalses de la cuenca. Yoness, el hermano mayor, se perdió pronto bajo el agua del Miño y el menor hacía intentos desesperados por salir a flote. «Corrí todo lo que pude para pedir ayuda». Tras una carrera de unos 400 metros que lo dejó sin aire encontró a Radoane Rbibih, un marroquí de 37 años que se encontraba descansando con su mujer sentado bajo un árbol junto al río mirando el paisaje en una tarde calurosa y que resultó aciaga.