La guerra de los deberes

Eduardo Eiroa Millares
Eduardo eiroa A CORUÑA / LA VOZ

GALICIA

Las ANPA no se ponen de acuerdo sobre la idoneidad de las tareas extraescolares y los profesores piden a la Xunta que se aclare con la ley

02 jun 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

La prohibición, a instancias de un padre, del envío de tareas extraescolares en el colegio Isidro Parga Pondal, de Oleiros, a los niños de primaria, ha reabierto un viejo debate que parece lejos de encontrar una solución de consenso. La propia Xunta no tiene muy claro qué hacer. Primero el director xeral de Educación apuntó que la ley está para cumplirse -una orden de 1997 prohíbe o limita mucho los deberes- y después el propio presidente de la Xunta sugirió que se podría modificar esa norma.

Desde el sindicato de profesores ANPE-Galicia piden a Educación «unha instrución clara para a aplicación de dita norma» y apuntan que «os deberes deben servir para complementar os obxectivos que se propoñen na aula». Dicen también que hay que escapar de la «falsa idea» de que los deberes producen desigualdades porque hay padres más preparados que otros para ayudar a sus hijos. «O profesorado galego dirixe estas tarefas ao alumnado, non aos pais, polo que esta aseveración escapa á realidade», insisten, y defienden que «debe buscarse un ambiente de traballo, de esforzo, de autonomía persoal, buscando tarefas atractivas e calibradas á idade dos pequenos».

De un modo bien distinto ve el asunto la Confederación Galega de ANPA de Centros Públicos (Confapa). Los deberes, dicen, «representan en boa medida un fracaso do sistema educativo, que ten que sobrecargar nenos e nenas de tarefas que deberían ter traballado na escola». Creen que tal y como están las cosas la enseñanza es poco motivadora, poco práctica y apartada de la cultura audiovisual en la que crecen los niños.

Aseguran que las tareas crean tensiones entre padres e hijos, generan rechazo, son un problema para los progenitores que salen tarde de trabajar y sientan la necesidad de recurrir a profesores particulares. Desde Confapa piden programas de refuerzo educativo en los propios colegios y que se reforme el currículo educativo para establecer otro más motivador. De deberes escolares, nada.

Por seguir con los desencuentros, la Congapa -la federación de ANPA de la concertada- tira por otro camino. «Creo que dentro de un orden y una coordinación se puede poner algo de tarea», dice Jorge Villarino, representante de esa entidad. «Es cierto que son pequeños, pero si no hacen algo, cuando llegan a la ESO no saben hacer la o con un canuto, se llevan grandes batacazos y hay dramas tremendos», dice, recordando de paso que no está de acuerdo con los excesos y que en su caso, si a sus hijos no les ponen tareas en el colegio, se la prepara él. «Una hora al día no hace daño a nadie, otra cosa es en qué invierten el tiempo de ocio, ¿en jugar a la consola? Si van a música, a ajedrez... vale, pero si no, un poco de estudio en casa está bien», apunta.

«Son innecesarios, ten que haber unha correcta planificación da xornada lectiva, crear o hábito de traballo correspóndelle ás familias, non aos colexios, e pódese facer con outras actividades como deportes, lectura ou artes. O concepto de deber é unha prolongación da xornada lectiva e a iso nos opoñemos», defiende por su parte Fernando Lacaci, representante de los padres de alumnos de Santiago, asociación en la que la mayor parte de sus miembros se oponen a las tareas. «Se os profesores non acadan que os alumnos fagan as cousas na clase, terán que pensar como profesores por que», dice Lacaci.

La polémica está servida y las posturas, encontradas. Por ahora, con la ley en la mano, los niños se salvan de los deberes.